Es bien sabido que una rabieta en los adolescentes puede desencadenar cualquier tipo de reacción, pero ¿qué tan probable es que uno comience a cavar un agujero en el patio trasero de su vivienda hasta convertirlo en un lugar habitable? Este es el relato de lo que exactamente hizo Andrés Cantó, un joven de Alicante, España, cuyo nombre se hizo famoso en más de una red social al contar que su inusual proyecto de construcción comenzó con un regaño de sus padres.
Hace seis años, exactamente el 9 de marzo de 2015, Andrés tuvo una discusión con sus progenitores por un tema sin importancia: ellos querían que se vistiera bien para ir al pueblo, pero el joven se negó una y otra vez. Andrés contó a RUPTLY que él iba siempre al pueblo con sus “ropas más viejas y sucias” para jugar con sus amigos, pero su madre quería que se cambiara, algo a lo que se negaba profusamente.
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“Decía que no, yo quiero salir así, que me voy a ensuciar igual, y ella decía que si no me cambiaba, no podía salir. Entonces un día dije: ‘Pues no salgo’. Me quedé súper enfadado con mi ropa y cogí una azada, que no la tengo aquí, y con toda la rabia me puse en este mismo lugar a pegarle al suelo, a pegarle el suelo”, precisó el protagonista de la historia, señalando con sus manos el área donde empezó a cavar el agujero que dio inicio a su experiencia.
No fue hasta el 26 de abril del 2021 en el que recién se animó a mostrarle al mundo los grandes avances de lo que había empezado como un “berrinche”. Ahora, su ‘palacio subterráneo’ cuenta con todas las comodidades: tres habitaciones, calefacción, luz eléctrica y hasta señal Wifi en toda su cueva. Incluso, con toda la tierra que excavó, construyó una especie de porche en la entrada de su cueva que sirve como recibidor para las visitas o simplemente para pasar el rato.
“Pues al contrario de lo que la gente piensa que llevo 6 años cavando, no. Los tres primeros años simplemente era yo cavando un agujero vertical de un metro por un metro, aquí, en esta zona de aquí [señalando con sus manos el suelo] y los tres siguientes años, cuando el agujero ya alcanzó cierta profundidad, se me ocurrió ya que podía ser una cueva”, dijo el orgulloso autor de esta obra de ingeniería artesanal en declaraciones al mencionado medio.
UN ‘PALACIO’ SUBTERRÁNEO
En 2018, Andrés le preguntó a su mejor amigo Andreu si era viable continuar con su proyecto y, tras recibir su aprobación, le prestó un pico eléctrico para construir unas escaleras para bajar fácilmente los tres metros y medio de profundidad hasta llegar a la primera habitación. “Todo está pensado para uno. Tengo toda la cuerda del sistema de poleas, unos tubos para la calefacción que en invierno ayudan a calentar la cueva y unos percheros para dejar lo que quiera dejar”, agregó.
“Al contrario de lo que mucha gente piensa que es una calefacción eléctrica o que va con algún tipo de luz; no. Consiste en esta bandeja de hierro, que también fabriqué yo con unos tubos que tenía, que yo lleno de carbones al rojo vivo y la meto en ese horno”, recalcó abriendo una especie de compartimento de forma rectangular. “No desprende tanto humo, pero el poder calorífico puede durar cinco a seis horas”, añadió.
De esa primera habitación, el siguiente anexo es una sala, que era en la que originalmente el joven pensaba quedarse ya que tenía un asiento para descansar y un equipo de música para su entretenimiento; sin embargo, no se quedó de brazos cruzados y empezó a hacer la que será su habitación, que se extienda hasta el fondo de la cueva y haciendo que alcance los cuatro metros de profundidad. “Ahí tengo una cama individual, asientos para tres amigos y más espacio la verdad”, dijo.
UN RELATO CON FINAL FELIZ
Para 2019, una vez completadas las escaleras de acceso y el primer ambiente de su “casa cueva”, Andrés Cantó decidió “empedrar y adobar paredes”, una parte que reconoce fue algo muy divertido. “Siempre que tengo una hora libre me voy a cavar. Ya tengo 10 metros cuadrados que significa que he sacado muchísima tierra. Das un picazo en la pared y te salen tres cubos de tierra”, contó el joven en declaraciones a la cadena COPE.
La fama en redes sociales, que a la postre lo convirtió en noticia mundial, le llegó de repente tras publicar un video viral en su cuenta de Twitter e Instagram con los avances logrados en su cueva hasta ese momento. Tanta fue la relevancia que el ayuntamiento de su pueblo le obligó a sacar una licencia de obras para continuar con la excavación y hasta el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil fue hasta el lugar para certificar la construcción.
Si bien la construcción de su casa subterránea entró en un segundo plano ya que piensa salir de su pueblo para estudiar y convertirse en actor, la pandemia de COVID-19 parece haber retrasado los planes de Andrés Cantó; sin embargo, este joven constructor no descarta que en el futuro retome su proyecto para seguir ampliándolo y transformarlo en la “casa de sus sueños” bajo tierra.
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