Cuando Joni Gatlin fue a una ecografía de rutina para controlar su de 15 semanas, los médicos notaron algo muy extrañó en el ultrasonido. Sin embargo, nada prepararía a la feliz mujer para afrontar la situación que traería consigo su nuevo .

En el momento de su nacimiento en Crestview, Florida, Madison se veía completamente diferente a lo que su madre habría esperado. Y es que de la cintura para arriba, la pequeña mostraba un desarrollo muscular nada común para un recién nacido.

Luego de meses de pruebas y análisis, los especialistas determinaron que Madison sufría de un trastorno progresivo del crecimiento. El nombre del síndrome es CLOVES y se trata de una condición muy rara causada por una mutación genética. La niña acumula líquido linfático debajo de sus brazos y pecho, lo que hace que esas zonas se vean muy hinchadas.

Hoy, 18 meses después, la masa de su brazo derecho pesa alrededor de 2 kilos y 200 gramos. Según estiman los médicos, Madison seguirá creciendo según su altura y peso. Y aunque al principio pensaron que no sobreviviría, la pequeña ha desafiado todas las probabilidades en su contra.

Sus padres toman su condición con mucho humor y paciencia ya que agradecen por el milagro de que haya podido aprender a caminar a pesar de que todos los especialistas dijeran que no sería capaz. Asimismo, ellos siguieron adelante al margen de los comentarios que les reprochaban por no haberla abortado.

Cabe indicar que se trata de una enfermedad extremadamente rara que afecta a solo 200 personas en todo el mundo.

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