Las antiguas crónicas de navegantes describen a bestias marinas difíciles de imaginar. A monstruos espeluznantes con agallas y branquias que hoy resultarían dignos de la peor pesadilla de un navegante. Eso o producto de potentes efectos especiales de una película espacial. No obstante, estas fotos revelan que esos seres monstruosos sí existen en los océanos, solo que a miles de metros debajo de la superficie marina, a donde pocos llegan. Estas fotos virales, captadas por un marino ruso lo demuestran. Aquí te contamos la historia y te explicamos todo al respecto.
¿Alguna vez escucharon decir que conocemos más de la superficie de Marte que la de nuestros propios océanos? Hoy, gracias a Roman Fedorstov, podemos tener un atisbo de todo lo que significa esta afirmación —o mejor, de todo que puede esconderse en las profundidades marinas de nuestro planeta. Roman Fedortsov, recorrido percados ruso, ha ido posteando en Twitter una a una todas las criaturas con las que se topó en el trabajo, y la verdad que además de asombrosas, algunas de ellas son realmente aterradoras.
De hecho, con toda nuestra tecnología, solo hemos conseguido mapear menos del 0.05% del mar al nivel más detallado. Es como si tuviésemos muy cerca un nuevo planeta distinto lleno de vida, y solo conociésemos de él un área equivalente al tamaño de la isla australiana Tasmania. Residente de la ciudad portuaria de Murmansk, en Rusia, (al frente del Mar de Barents, parte del Océano Ártico), Fedortsov se animó a ir un poco más allá y fotografió cada una de las criaturas atrapadas en sus redes durante sus periplos que llegaron hasta la costa de Marruecos. A continuación, te mostramos algunas de ellas:
Los colores de estas criaturas, principalmente negro —si es que no es rojo— se deben a que son los ideales para que estos especímenes puedan ocultarse al fondo de las profundidades del mar. Ellas viven en la zona del crepúsculo del océano (conocida como la zona mesopelágica) —que se extiende entre una profundidad de 200 a 1.000 metros por debajo de la superficie.
Bajo la mesopelágica, está la zona batial, que se despliega entre los 1.000 y 4.000 metros de profundidad —donde finalmente no llega la luz solar. Esto significa que estos seres sobreviven con pizcas de luz o con nada de ella, por lo que serían totalmente invisibles en su hábitat natural. Algo similar ocurre con las especies que se ven rojas fuera de la superficie: en las profundidades no hay luz roja disponible para reflejar, y sus cuerpos absorben otras ondas de luz disponibles —viéndose oscuros allá abajo.
Fuente: Nmas1.org