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Han transcurrido más de 15 días desde que el Congreso aprobó —en segunda votación— una ley que podría transformar el acceso a tratamientos médicos en el país. Se trata del texto sustitutorio de cuatro proyectos legislativos (1422, 1880, 2273 y 4995), cuyo objetivo es permitir el ingreso más rápido de medicamentos y productos médicos ya autorizados en países con alta vigilancia sanitaria, como Estados Unidos, Japón o la Unión Europea.

La votación en el Pleno fue clara: 62 congresistas a favor, 19 en contra y 11 abstenciones. Sin embargo, la ley aún no entra en vigencia porque falta un paso clave: la promulgación por parte del Ejecutivo. Hasta ahora, no hay pronunciamiento oficial del Gobierno.

¿Qué cambiaría con esta ley? Para empezar, se agilizaría el ingreso de medicamentos genéricos intercambiables, es decir, aquellos que tienen el mismo efecto terapéutico que los de marca, pero a un costo mucho menor. Estos fármacos son vitales no solo para tratar enfermedades complejas como el cáncer o enfermedades raras y huérfanas, sino también para condiciones comunes como la diabetes, hipertensión, trastornos mentales y otras enfermedades crónicas.

Durante el debate en el Congreso, el presidente de la Comisión de Salud, Luis Picón, recordó que esta norma busca garantizar el derecho a la salud, especialmente para quienes más lo necesitan. Por su parte, el congresista Ernesto Bustamante fue enfático al señalar que, hoy en día, ingresar un nuevo medicamento al país puede demorar entre seis y siete años. “Ni siquiera los genéricos entran rápido”, dijo.

El problema es grave: en el Perú hay más de 7 mil solicitudes de nuevos medicamentos esperando respuesta en Digemid. Y de los miles de genéricos que existen, solo 122 son oficialmente intercambiables.

Con esta ley, Digemid tendría un plazo máximo de 45 días para aprobarlos. Si no hay respuesta en ese tiempo, el silencio administrativo positivo permitiría su ingreso automático.

La promulgación de esta ley es urgente para mejorar el acceso a tratamientos eficaces y asequibles para todos los peruanos, sin importar la complejidad de sus enfermedades.

Además, al abrir el mercado a más opciones confiables —todas ya evaluadas por agencias como la FDA o la EMA— se espera que los precios bajen, como ya ha ocurrido en países como Chile o Brasil.

Hoy, la pregunta sigue en el aire: ¿cuánto más deberán esperar los pacientes para tener acceso a tratamientos seguros, eficaces y accesibles? La pelota está en la cancha del Ejecutivo.

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