Cuando Netflix anunció el lanzamiento de GLOW (siglas de Gorgeous Ladies of Wrestling), a muchos que estamos o pasamos la base tres nos trajo a la mente aquel programa de lucha libre femenina que se transmitía por la televisión nacional en los 80 donde personajes tan exageradamente estereotipados como La Montaña Fiji, Matilda La Grande, La Hija del Granjero, Americana, entre otras, protagonizaban coreografeados combates.
Sin embargo, GLOW mostraba en aquel entonces ese otro lado de la lucha libre, una industria dominada a lo largo de su historia por sus contrapartes masculinas, donde las estrellas de su programa semana a semana demostraban que no tenían nada que envidiar a los de conocidas promociones estadounidenses como la WWF (hoy la titánica WWE), usando la comedia para alcanzar la tan ansiada sintonía del público.
Más de dos décadas después, GLOW regresa a las pantallas, ya no de la televisión sino de los dispositivos móviles como smartphones y tablets, con una producción que toma la esencia de su versión original y añade comedia y drama a la fórmula que tantas veces le ha funcionado con otras series que transmite en su plataforma como la galardonada Orange is the New Black que también está encabezada por en elenco netamente femenino.
La trama de GLOW se centra en Ruth Wilder (Alison Brie), una aspirante a actriz de Los Angeles que busca aquel protagónico que le permita abrirse paso en la artera industria cinematográfica de la época, donde la mayoría de sus colegas terminaban relegadas a simples extras o probando suerte en el cine para adultos. Es justamente en este contexto donde se le presenta la oportunidad de presentarse a un casting para un proyecto de TV poco convencional.
En esta primera temporada de GLOW (cuyos 10 capítulos ya se encuentran disponibles en Netflix) podemos ver como Ruth conoce a las que se convertirán en sus compañeras de entrenamiento, colegas de trabajo y amigas y protagonizarán más de una aventura para poder sacar adelante este alocado proyecto a cargo de Sam Sylvia (Marc Maron), un cineasta venido a menos que accede a realizar este programa de TV a cambio de filmar su tan asiada película.
Y como en todo show que gira en torno a la lucha libre, no podía faltar el clásico enfrentamiento entre rudos y técnicos. A medida que transcurren los episodios, las chicas de GLOW vencerán sus miedos y empezarán a construirse una identidad en el ring para poder contar una historia con sus contrincantes y conectar con el público, apelando la mayoría de las veces a los estereotipos (un recurso muy usado en aquel entonces en la industria).
Es precisamente en esta parte en la que entra a tallar Debbie Eagan (Betty Gilpin), una actriz de telenovelas que al ver su carrera interrumpida por la maternidad y un divorcio generado por la infidelidad de su esposo con Ruth decide formar parte del proyecto de Sam como la estrella de GLOW, encontrando en su ahora examiga a la rival que necesita para el crecimiento tanto de su personaje como profesional.
Como mencionamos antes, GLOW mezcla la comedia y el drama con la lucha libre, un aspecto que los realizadores tienen siempre presentes al incluir en sus episodios a exponentes actuales de la industria. Muchos fanáticos del wrestling no tendrán problemas en reconocer a varios exluchadores de WWE como John Morrison, Carlito, Brodus Clay, Alex Riley, y otros indies como Joey Ryan, Kharma y Christopher Daniels, quienes apelan a su talento histriónico que muchas veces hemos visto dentro del ring.
Si bien los personajes de GLOW no hacen referencia alguna con los que muchos de nosotros crecimos, sin duda se nota ciertos aspectos inspirados en ellos y, en algunos casos, aluden a cosas que, en el caso de los peruanos, harán que nos sintamos identificados en el acto (no les diremos con cual para evitar caer en spoilers, solo diremos que presten atención a la luchadora que resulta ser la hija de un famoso luchador en el universo de esta ficción).
Apelando a un guión lleno de momentos cómicos, una buena ración de escenas cargadas de drama, GLOW logra su cometido de enganchar en sus episodios que duran poco más de media hora tanto a los fanáticos de la lucha libre así como los espectadores ocasionales de Netflix, ávidos por encontrar la siguiente producción que puedan convertir en su favorita a la espera de las nuevas temporadas de otras. Sin duda una buena recomendación.
Si te interesó lo que acabas de leer, puedes seguir nuestras últimas publicaciones por Facebook, Twitter, y puedes suscribirte aquí a nuestro newsletter.