Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un rico pepián de choclo con pavita y para tomar pidió una jarrita de refresco de carambola al tiempo. “María, estamos a menos de 20 días de las elecciones y gran parte de la población ni siquiera ha pensado a qué candidato a la presidencia le dará su voto. El debate del domingo volvió a evidenciar que los postulantes, lamentablemente, tienen más manchas que pergaminos, y los que no participaron tampoco se salvan de la desconfianza de los electores.
¡Si hay candidatos al Congreso que se lanzan por alguna provincia que jamás han visitado y de la que no saben nada! Decepciona a la mayoría no tener alternativas que motiven y todo indica que eso nos llevará -como en otros procesos- a terminar eligiendo ‘el mal menor’, esa penosa lógica de votar por el supuestamente ‘menos malo’.
Hay fuerte desánimo de los electores, no hay confianza en los políticos y no es para menos, pues los últimos presidentes están encerrados o enfrentando procesos judiciales. De los candidatos al sillón presidencial se espera, por lo menos, que digan la verdad, que no protejan a los corruptos, que no sean ladrones ni coimeros, que paguen sus impuestos, que protejan nuestros recursos, que sean verdaderos líderes y respeten la libertad de expresión e información. Eso, además de tener un buen plan de gobierno.
Los puyazos vienen y van, pero hasta ahora no hemos visto ninguna propuesta seria y realista para mejorar nuestro paupérrimo sistema de salud. Y eso que es muy posible que enfrentemos una ‘tercera ola’ de coronavirus. Tampoco vemos un plan audaz y decidido para reactivar la economía del país, cuando miles de negocios están cerrados y más de dos millones de peruanos perdieron el empleo.
La educación también urge de medidas que disminuyan las brechas de la desigualdad que hoy se notan más que nunca con la educación a distancia. Miles de niños en provincias y en la misma capital del país no tienen acceso a la internet y muchos hasta arriesgan la vida para conectarse, pues deben escalar cerros y estudiar al borde de precipicios.
En tanto, la deserción escolar y universitaria ha sido muy alta debido a la crisis económica. En el conversatorio ‘Los jóvenes opinan’, estudiantes de la Universidad San Ignacio de Loyola expusieron que el próximo presidente debería ser un profesional con valores, empático, transparente y con visión de futuro.
‘Esas cualidades le deben permitir liderar la lucha contra la corrupción y restablecer la confianza de la población en sus autoridades e instituciones, empezando por la Presidencia de la República, para así mantener la cohesión social, promover el desarrollo económico y reducir la pobreza’, señalaron”. Gary tiene razón, necesitamos autoridades honestas y capaces. Me voy, cuídense.