Mi amigo, el redactor gigantón ‘Barney’, llegó al restaurante bien protegido, con doble mascarilla y escudo facial, para comer su arroz a la jardinera con pedazo de chanchito al horno y ensaladita de palta, tomate, limón y pepinillos. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada.
“María, me encontré temprano con el legendario periodista de policiales, ‘El Sonámbulo’. ‘Gary -me dijo- en julio se cumplen ¡20 años del terrible crimen del asesino del martillo!, Clímaco Basombrío Pendavis, un alumno del colegio ‘Santa María’, quien en un acto aparentemente inexplicable, asesinó a martillazos a la hermana de su mejor amigo, la guapa adolescente Alexandra Brenes (16) y atacó a la empleada del hogar Ida Merino (28), dejándola descerebrada, en estado de coma, y a su mejor amigo, Sebastián Brenes (18).
El crimen tuvo una increíble cobertura en los medios y me tocó cubrir ese caso que se conoció como ‘El loco del martillo’. Aquella noche del 7 de julio del 2001, tres exalumnos de ese exclusivo colegio de Monterrico, se iban a reunir en la casa de uno de ellos para ensayar con su banda de rock subterráneo ‘Canchita Serrana’.
Sebastián era un buen baterista y ‘Cachorro’ Carlos Lescano tocaba el bajo. Clímaco estaba allí de ‘hincha’, pues no tocaba ningún instrumento. O se encontraba allí porque estaba enamorado en secreto de la guapa hermanita de su amigo, Alexandra. Los muchachos ensayaron toda la tarde y según la manifestación de Sebastián y Lescano, bajaron a la tienda a comprar cigarros y galletas, ya que estaban con hambre porque fumaron un ‘tronchito’ de marihuana y estaban con la ‘comelona’.
Clímaco, según los amigos, estaba algo intranquilo y -de acuerdo a los exámenes toxicológicos- habría consumido cocaína. Bajó al segundo piso y se encontró con Ida, la trabajadora del hogar y cuando le dio la espalda, la agarró a martillazos en la cabeza.
Ella cayó al piso y de su cabeza manaba sangre y se veían restos de masa encefálica. Alexandra en ese momento comenzó a llamar a Ida, Clímaco le dijo cìnicamente: ‘se ha caído por la escalera’, pero ella vio sus manos con sangre.
Según el asesino, ‘comenzó a gritar, yo le pedía que se calle y al no hacerme caso...’. Sin embargo, el policía que llegó después de producido el hecho de sangre afirmó que Clímaco le asestó a la infortunada jovencita ¡¡44 golpes de martillo en la cabeza!! Murió al instante. Luego, como un autómata gritó: ¡¡Sebastián, baja, te llama Alexandra!!
Cuando su mejor amigo bajó, lo golpeó con fuerza en la cabeza, pero felizmente, este no perdió el conocimiento y pidió ayuda a Carlos, quien llegó justo cuando Clímaco iba a rematar a Sebastián. Cuando llegó la policía encontró un cadáver, una mujer cuya vida pendía de un hilo, dos muchachos conmocionados y un agresor que balbuceaba: ‘No me acuerdo de nada’.
Durante el juicio, que duró 2 años, repitió lo mismo. Los psiquiatras decían que en libertad podía ser un peligro público, porque nunca se arrepintió”. Pucha, ese señor ‘El Sonámbulo’ tiene unas historias terribles. Me voy asustada, cuídense.