Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un arroz con mariscos servido con wantán frito. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada fresquecita. “María, es escandaloso y lamentable lo que pasó esta semana con el alcalde de Pimentel, Enrique Navarro Cacho Souza, quien arrastró con su camioneta a la Señora Chiclayo, Fiorella Ramírez Chopitea, que de milagro no murió bajo las llantas.
Las imágenes previas muestran al burgomaestre saliendo del carro con la camisa rota y perseguido por la modelo, quien es madre de un menor de 14 años. Esto demuestra que ambos se pelearon en el interior del vehículo, aunque ella llevó la peor parte. Lo extraño es que Ramírez Chopitea hasta ahora no ha denunciado al alcalde y también ha rechazado toda ayuda del Ministerio de la Mujer. Claramente se ve que lo que tenían ambos era una relación tóxica. Cuando una pareja se agrede con golpes o insultos es que no son compatibles.
La violencia nunca es buena y en esos casos es mejor terminar. No vale insistir, tampoco creer que alguno de ellos cambiará o que ‘lo haremos cambiar’. El mejor consejo es que se alejen. Es posible que la violencia de ambos escale a otros niveles, con gran riesgo de la propia vida. Como dijo el papá de la modelo: ‘Mi hija no ha sabido escoger y debería haber conocido mejor a ese hombre’. Es cierto. En estos tiempos modernos, las personas se hacen rápidamente novios, algunos hasta con apenas unas semanas de conocidos. En realidad uno no sabe si la otra persona es un psicópata, un pegalón o un criminal.
Las relaciones de antes eran un poco más sabias. Antes de iniciar un amorío formal, había una etapa larga de ‘amigos’, de salientes, donde se podía comprobar el carácter. Además, generalmente nuestras parejas eran de nuestro entorno barrial, laboral, de estudios o amical. Entonces básicamente eran personas a las que se les podía hacer un seguimiento y conocer su trayectoria de vida. Ahora no ocurre esto. Por eso hay que conocer bien al prospecto de novio o novia antes de dar el sí”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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