Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una causa de mariscos acompañada de un cebichito de mero. Para tomar pidió una jarrita de limonada frozen. “María, increíble lo que pasa en el Perú. Hace mucha infraestructura pública, como puentes, carreteras, aeropuertos, puertos y más, pero la burocracia detiene muchos proyectos o los alarga hasta las calendas griegas. Esto está sucediendo en el nuevo aeropuerto internacional Jorge Chávez, que según el Gobierno debe ser inaugurado el 20 de marzo.
Sin embargo, el primer terminal aéreo del Perú adolece de innumerables fallas u omisiones. Primero, la Línea 2 del tren al Callao no pasará por ahí. Tampoco tendrá entrada peatonal como hasta ahora y, como una cuestión de arreglar la situación con retrasos, han lanzado un servicio de buses para el aeropuerto, ¡pero que no admite equipaje!
De la misma manera, no se construyeron los puentes para conectar la nueva entrada por la avenida Morales Duárez y están poniendo unos provisionales, que en cualquier momento se pueden caer. Los turistas, que se espera llegarán en masa, se encontrarán con un río Rímac asqueroso, en cuyas riberas hay casuchas, almacenes de reciclaje y un paisaje desolador. El Gobierno quiere inaugurar las obras a ‘la prepo’ para que en la placa figure el nombre del premier Adrianzén y la presidenta Dina Boluarte.
Además, son varios los puentes construidos por alcaldes y Gobierno que se han caído, algunos de ellos con muertos en su haber, no solo por negligencia, sino que los responsables compraron malos materiales para llevarse el dinero en carretilla. Igual pasa con hospitales llenos de goteras, carreteras con baches y locales públicos que son misma galleta.
Urge expectorar a los incapaces y corruptos de la administración pública, pues de lo contrario no tendremos las obras que necesitamos para salir del tercer mundo. Al menos que no roben y hagan cosas que duren décadas, no como sucede en Piura, que con una simple lluvia se inunda la ciudad refaccionada hace tres años tras el fenómeno de El Niño”. Me voy, cuídense.
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