
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un locro de zapallo con su bistecito montado y arroz graneado. Para tomar pidió una jarrita de limonada frozen. “María, gran historia de la joven Alessandra Guillén, de 18 años, quien ingresó a la Universidad San Marcos en el primer lugar. Ella le ganó en puntaje a casi treinta mil estudiantes.
Su mamá fue cobradora de los buses ‘Los Chinos’, su papá falleció en la pandemia y tuvo que estudiar becada por una academia Grupo Ciencias para cumplir sus sueños. Como muchos de los postulantes, ella practicaba 14 horas al día, no iba a fiestas y solo pensaba en el examen. Su esfuerzo dio resultado. Ahora estudiará Derecho. Ella es ejemplo de que la pobreza no es impedimento para sobresalir en la vida. Se sobrepuso a las carencias, a no tener padre y nunca se rindió.
Más bien se levantó, se puso a estudiar de sol a sol, a priorizar su objetivo, antes que la diversión, los enamorados y la juerga, y ahora es una cachimba. Por eso, cuando escucho a un joven decir que no estudia porque no tiene oportunidades, me da cólera. Si tu papá no tiene plata, pues trabaja, ahorra y estudia.
Conozco a varios chicos que trabajan y estudian a la vez. Otros ya son profesionales. Ya sé que es difícil, sacrificado y se necesita mucho esfuerzo, pero así es la vida. No todos somos hijos de millonarios. Comerse un pan con el sudor de nuestra frente es lo más gratificante. No como esos ladrones, estafadores, extorsionadores y secuestradores, cuya vida siempre acaba mal. Recuerda:
- Todo esfuerzo tiene su recompensa. Los sueños se cumplen si somos dedicados y disciplinados.
- No gastes tus energías en vanidades o cosas sin importancia. Enfócate en lo que te has trazado.
- Nunca es tarde para comenzar a estudiar. La vida no se acaba a los treinta, cuarenta años o más.
- Aparta de tu vida a los vagos, viciosos y gente sin iniciativa. Júntate con personas mejores, que te impulsen.
- Sé siempre el orgullo de tus padres”. Qué buenos consejos. Me voy, cuídense.
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