
El Chato Matta llegó al restaurante por una leche de tigre ‘levantamuertos’ y un chaufita de mariscos. Para tomar pidió una jarrita con chicha morada fresquecita. “María, el gran Pancholón me mandó un mensaje por ‘wasap’. ‘Chatito, somos lo que somos. Estoy en el saunita del Lawn Tennis, ya mandé cambiar las hierbas y están poniendo bastante hierbaluisa, romero y eucalipto con cascaritas de naranja. Vente ahorita que estoy con mi grupo de ‘Los sobrevivientes’, porque estamos celebrando el cumpleaños 89 de Carlitos Solano’.
Cuando llegué, todo era alegría y el tío Solano le pregunta a Pancholón cómo está la ‘abogada tóxica’. El abogado le respondió: ‘Sigue en Barinitas, Venezuela, y está llorando porque le dije que no me iba a casar con ella. Por eso, el último viernes se fue con su padre, el popular Kiko, a distraerse para que no le dé la pensadora y no se ‘pudra’ alucinando que estoy con otra mujer en Lima.
Así que se fueron a observar por las calles de Barinitas el desfile de las comparsas de los carnavales, donde presentaron en versión gigante al animalito chigüire, más conocido como capibara. También desfilaban agrupaciones de disfraces y bailarinas. En esos momentos las bailarinas del desfile hicieron un alto para saludarme: ‘Pancholón, viejo zorro, somos las bailarinas de Venezuela esperándote que vengas pronto para que conozcas más tóxicas’”.
“Pero mientras tanto -continuaba Pancholón con su relato-, acá en Lima la grandota me reventaba el celular con llamadas para encontrarnos en La Posada de los infieles, que es mi segunda casa. Como soy débil, accedí para vernos en la noche. Le dije que cuando llegara a La Posada pida la suite de Pancholón y que me espere en el jacuzzi, con espumita y una copa de champán heladito.
A las dos horas llego y la vi espectacular en el agua calientita. Ya estaba avanzada en tragos y me dice: ‘Pensé que no ibas a venir’. Me preguntó inmediatamente por la ‘tóxica’ y me advirtió que tenga cuidado ‘porque seguro te está haciendo amarres con chamanes venezolanos para que te quedes a su lado. Ya estás mucho tiempo con ella’.
Yo le dije: ‘Hazme un favor, no me preguntes por nadie y no perdamos tiempo, vamos a vivir el momento, la vida es una sola y después buenas noches los pastores’. Pancholón, después de tomar una chelita en lata bien fría en la cámara de vapor, le dice al longevo Solano: ‘Mis canas son de la experiencia del caminante. A estas alturas disfruto la vida, mi chamba, a mis hijos y a mi viejita.
También hacer monedas como abogado y relator deportivo, viajar por el mundo y conocer más mujeres de todos los continentes. Nunca más me casaré con nadie’”. Ese señor Pancholón es un cochino y sinvergüenza mujeriego que va a terminar solo, viejo y enfermo. Me voy, cuídense.
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