TROME |Leyton, la nueva figura de la salsa
TROME |Leyton, la nueva figura de la salsa

El Chato Matta llegó al restaurante por una rica parihuela de pescado y mariscos con arrocito blanco, jugo de limón y, para tomar, un emoliente al tiempo. “María, el abogado más mujeriego que han visto mis ojos, el gran Pancholón, me timbró al celular. ‘Chatito, vente volando al restaurante de El Árabe de la Salsa, en La Perla, Callao. Es el nuevo point que está de moda. Pero que no te vean los mala leche, envidiosos y zapatos rotos’.

Cuando llegué, el gordito estaba acompañado de los sauneros del Lawn Tennis, Carlitos Agüero, ‘Papi’ y Cueto. Ellos estaban inquietos porque Pancholón estaba a punto de confesarles que extraña a ‘La tóxica’, la venequita que lo cuidó en la pandemia.

Pancholón le pidió a Leyton, la nueva figura de la salsa, que le interprete la canción de Tito Nieves, ‘De mí enamórate’. ‘Para Pancholón, el abogado más mujeriego, para el diario Tromeeee’: ‘Para realizar mis sueños, qué haré?/ ¿Por dónde empezar? ¿Cuándo realizaré?/ Tú, tan lejano amor, lo único que sé/ Es que ya no sé quién soy/ De dónde vengo ni voy/ Desde que te vi, mi identidad perdíii/ En mi cabeza estás solo tú y nadie más/ Y me duele al pensar que nunca mía serás/ De mí enamórateeee/ Mira quéeeeee/ El día que de mí te enamores, yo/ Voy a ser feliz y con puro amor/ Te protegeré y será un honor/ Dedicarme a ti, eso quiera Dios...‘.

Cuando terminó la canción, Pancholón le dice a sus amigos: ‘La verdad, extraño a ‘La tóxica’, hace varias semanas se fue a Barinitas, un estado de Venezuela. Ese dicho tan popular ‘Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde’ es cierto. Esa mujer, cuando estaba en Lima, me perseguía, me llamaba en plenas audiencias que tenía en forma presencial o virtual, cuando estaba en el Club Lawn Tennis con los sauneros, cuando estaba con los de la Asociación de Abogados del Callao, cuando estaba en La Peña de Pancholón, que jugamos en la noche todos los jueves.

La verdad, era insoportable, porque yo me seguía acostando con la grandota en La Posada y otras más, por eso no la soportaba. Pero ahora que está lejos la extraño, necesito a esa mujer que estuvo en las malas conmigo, no a las trepadoras que buscan al famoso abogado y narrador de fútbol para disfrutarme unas horas en el hostal de los infieles. Algo me está pasando. Parece que llegó mi hora de sentar cabeza y ser fiel’.

Al escucharlo decir que va a plantarse, sus amigos se mataron de la risa en su cara. Y al unísono gritaron: ’¡Qué vas a cambiar tú, Pancholón! Los leones no se vuelven vegetarianos. Los tramposos nunca cambian, solamente toman su siesta y cambian de estrategia’”. ¿Será cierto que ese señor Pancholón dejará de ser infiel? Yo tampoco le creo. Es un viejo cochino y sinvergüenza. Me voy, cuídense.

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