El Chato Matta llegó al restaurante por un sabroso estofado de res con arroz blanco graneadito, papita amarilla, rocotito molido y su jarra con agua de piña calientita. “María, te cuento que el gran Pancholón llegó ganadazo de Estados Unidos y me timbró eufórico. ‘Chatito, deja todo, te invito a mi sauna privado, pero cuídate de los envidiosos y ‘mala leche’. Vente volando porque la cámara de vapor está buenaza. Richard está poniendo eucalipto, manzanilla y cascaritas de naranja’. La cámara hervía a más de 50 grados. Apenas entré el abogado mujeriego me abrazó. Tenía un tremendo collar de oro colgado en el cuello. ‘Chatito, tú eres mi hermano. Ya estoy divorciado de una mala mujer, soy libre, viajo por el mundo, tengo camioneta 4x4, me llueve la chamba y dejé bien a los varones en la Copa América, pese a que la selección del ‘Nono’ dio pena. Estuve un mes por Miami, Kansas y Dallas. Apoyé a Colombia en la final, pero reconozco que Argentina fue un justo campeón. La vida es una sola, papá, y somos los que somos, abre que voy… Llegué a Lima en la noche y mi ‘venequita’ me estaba esperando bien al tinte, perfume y pantalón apretadito. Se me prendió el foquito y le dije a la tóxica que llegaba un día después para que me deje en paz.
Del aeropuerto me fui de frente a La Posada. En ese point me encerré con mi ‘chamita’ que me hace el amor y no es intensa ni loca. La pasamos bien y buenas noches los pastores. Cada uno sabe a lo que va. Pero la tóxica se alucina mi esposa. Yo estaba molido del viaje y la faena del día anterior, pero ella me pedía más y más. ‘Vamos a bailar’, le dije para respirar aire fresco. Los tragos subieron y sonó una canción de mi causa Josimar: ‘Una tramposa como tú/ que por día miente tanto/ y que prometía serme fiel mientras me estaba engañando/ Una tramposa como tú/ que aguanté por muchos años/ pero un día me cansé/ y ahora escucha mi relato, ohhhh/ Ella besó, me acarició/ hasta mi alma estremeció/ No me acordé jamas de ti/ en esa cama fui feliz/ hacía mucho no sentía tanto fuego/ que hasta creí que me quemas todo el cuerpo’…. La saqué a bailar y, como estaba movido de tanto ron, se me escapó el nombre de Jackie en su oído. Estaba soñando despierto con mi ‘chamita’. ‘Oye, viejo zorro, marica, encima me cambias mi nombre por el de esa mujerzuela, te voy a ahorcar, gordo tramposo, cochino’. Yo le respondí: ‘Qué te pasa, mi amorcito, ya he cambiado, en Estados Unidos me porté bien, sería incapaz de engañarte. Yo no soy como Cuevita, no tengo Pamelas’. Pero nada. La tóxica estaba poseída por el demonio. ‘Qué cínico eres, tú nunca vas a cambiar, perro’. Qué palta. La miré, me retiré y dije ‘nunca más salgo con esta tóxica’. Mejor me olvido de esta mujer, ya no estoy para enfermas de celos’”. Pucha, ese señor Pancholón es un tremendo cochino y sinvergüenza. Nunca va a cambiar. Va a terminar viejo y solo. Me voy, cuídense.
TE PUEDE INTERESAR
Dina indiferente con niñas violadas
Malos dirigentes en el fútbol peruano (II)