El Chato Matta llegó al restaurante por una sabrosa pachamanca a la olla con carne de res, cerdo, pollo, papitas amarillas, habas, ají de huacatay y su chicha morada fresquecita para calmar la sed.
TE VA A INTERESAR: CALLES PELIGROSAS EN LA SEÑO MARÍA
“María, el viernes estaba medio movido porque me puse a ver el partido con unas ‘chelitas’ y terminé ronco de tanto gritar. Ya me iba a la cama cuando sonó mi celular. Era el gran Pancholón, el abogado mujeriego, amo y señor de la noche, la cochinadita, las sacadas de lengüita y el dame que te doy.
‘Chatito, tú eres mi hermano. Disfruté con una rica parrillita el histórico triunfo en Barranquilla. Me junté con unos peruanos y colombianos en el Lawn Tennis para ver el partido en pantalla gigante.
A mi lado estaba la conciliadora, la chinita Ximena, que me tiene loquito. Pero ya le había puesto la puntería a dos ‘colochitas’ hermosas. El trago me subió y me puse a narrar el partido.
Cuando sonó el pitazo final, todos los peruanos se pusieron a cantar a todo pulmón ese gran tema de mi tío Polo Campos: ‘Cuando despiertan mis ojos y veo/ que sigo viviendo contigo, Perú/ Emocionado, doy gracias al cielo/ por darme la vida contigo, Perú/ Tú eres muy grande y siempre lo seguirás siendo/ pues todos estamos contigo, Perú/ Sobre mi pecho llevo tus colores/ Y están mis amores contigo, Perú/ somos tus hijos y nos uniremos/ y seguro que triunfaremos contigo, Perú...’.
LAS ESPOSAS DE SUS AMIGOS ABOGADOS DETESTAN A PANCHOLÓN
Chatito -me dijo-, tú me ves siempre rodeado de mujeres bellas, bailando en La Caleta de Chucuito y en tragos, pero la verdad es que me estoy quedando solo como un perro, porque las esposas de mis amigos abogados me detestan.
Dicen que soy un sinvergüenza, cochino y mala compañía. Soy un mal ejemplo para los jóvenes, lo reconozco. La mamá de mi hijo me llevó donde un doctor para curarme la adicción al sexo y el psiquiatra me dijo que era un caso imposible. Me quise levantar a su secretaria.
Recuerdo que estuve en ese mismo estadio Metropolitano de Barranquilla el año 1997, el día que el ‘Chino’ Pereda anotó un golazo en el arco de Mondragón. Era el mejor narrador del Perú. Ganaba miles de dólares y viajaba por toda Sudamérica, gritando los goles de Perú.
Ahora parece que el tiempo hubiera retrocedido. La emoción subió en el Lawn Tennis. ‘Avanza Cuevita, le rompe la cintura a Barrios, lleva el balón, pone tremendo pase para el ‘Orejas’, dispara al primer palo y gooooollllll’. Por mi madrecita, estoy llorando por mi Perú...
Me metí al bobo a las chicas que estaban a mi lado. Como se me salieron las lágrimas de la emoción, unos ‘bomboncitos’ fueron a consolarme. ‘Gordito, eres lindo’, me dijo una ‘paisa’ más rica que Dorita. ‘Te perdono que nos hayan ganado’.
PANCHOLÓN SACÓ SU TARJETITA DE ABOGADO COLEGIADO
Una guiñada de ojo, una sacada de lengüita, mi tarjetita de abogado colegiado y campeoné. La llevé en una a mi camioneta y dije: ‘Voy a dejar bien a los peruanos’. ‘Sigue Panchito, dale. Eres un berraco, más que Lapadula y James… los dos iremos al Mundial. Buuuu, grrrr, huummm. Así, dale...’.
De ahí ya no recuerdo nada, de lo último que me acuerdo es que estaba pensando en el gol que le haremos a Ecuador este martes y ¡plummm!, aparecí al día siguiente en mi casa y mi señora me hizo tal escándalo que llegaron dos policías’”. Pucha, ese señor Pancholón se pasa de sinvergüenza. No respeta a nadie y encima acabó con la cara toda arañada. Me voy, cuídense.