Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unas costillas de cerdo a la BBQ, servidas con papas doradas y ensalada fresca. Para tomar pidió una jarrita de maracumango heladito. “María, esta semana se estrenó la película ‘Paddington en Perú’, sobre el encantador osito nacido en el nuestro país y que es un éxito en el mundo entero.
El filme muestra nuestras maravillas como Machu Picchu, el malecón de Miraflores y la Plaza de Armas de Lima, lo que permite que millones en el planeta conozcan lo que podemos ofrecer en turismo. Pero nuestro país no solo son ruinas o paisajes, tenemos la mejor gastronomía, un mar inmenso y rico, la selva amazónica, que es pulmón del mundo, y una economía que en piloto automático está a la cabeza de Latinoamérica.
¿Qué nos falta? Mejores políticos, sin duda. Un Congreso a la altura de las circunstancias. Lo que tenemos ahora son violadores, lobistas, mochasueldos, ladrones o que tienen investigaciones por lavado de activos o contra la tranquilidad pública.
También un gobierno más profesional, con gobernantes menos vanidosos y frívolos, que se dediquen a solucionar los problemas del país y no anden pensando tanto en su apariencia.
Por eso, en las próximas elecciones la gente debe dejar de votar con el hígado y sí con el cerebro. No podemos dejar nuestro futuro en manos de impresentables. Nuestro país es un territorio rico en yacimientos mineros, desde cobre hasta litio. Tenemos el mar de Grau, que ahora cuenta con el puerto más grande y moderno de esta parte del Pacífico, como es Chancay.
Hace poco Corea del Sur planteó la propuesta de hacer de Eten, en Lambayeque, un puerto hub, a fin de conectar Asia con Brasil. Y nuestra comida hace tiempo está considerada entre las mejores del mundo. Los restaurantes de Gastón Acurio, Virgilio Martínez o ‘Micha’ Tsumura reciben premios como los mejores del planeta.
Lamentablemente, los malos gobiernos han dejado que crezca la corrupción, que los ineptos lleguen a los cargos más altos y que el hampa organizada nos ataque todos los días”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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