
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un tallarín con atún y papa a la huancaína. Para tomar pidió una jarrita de jugo de fresa heladito. “María, más de 1200 alumnos del colegio particular San Vicente, en Comas, están aterrorizados, pues una mafia de extorsionadores ha amenazado con matar a profesores y padres de familia si no pagan un cupo de cien mil soles.
El director ha tenido que enviar a los escolares a clases virtuales por temor a una matanza, pues semanas atrás dejaron un artefacto explosivo en el local y a punto estuvo de estallar. Es el colmo, las organizaciones criminales no creen en nadie y no vacilan en asesinar a criaturas o docentes con tal de obtener dinero.
Ya es hora de que sean consideradas terroristas y los pongan en prisiones tipo Guantánamo, en Cuba, donde nadie los debe visitar y tengan cero comunicación con el exterior. Esa gente ya perdió todos sus derechos humanos. Como sociedad no podemos permitir algo así. Lo más preocupante es que hay malos policías que trabajan para las mafias, como la del ‘Monstruo’, como lo acaba de denunciar un reportaje de ‘Cuarto poder’.
Si los efectivos que deberían cuidarnos y defendernos apoyan a los criminales, ¿en quién más vamos a confiar? Urge de inmediato remover al ministro del Interior, a quien en el mismo reportaje se le señala como protector de los policías corruptos. Pero también se debe hacer una revolución dentro de la PNP, que ha sido infiltrada por las mafias, no solo en Lima, sino también en el norte con ‘Los Pulpos’, reyes del crimen en Trujillo.
Ya sabemos que este Congreso y el Gobierno ya no van a hacer nada. Vean nomás cómo se han demorado en promulgar la ley de detención preliminar en casos de no flagrancia, pues ellos solo legislan en función de si los van a beneficiar o perjudicar. No les importa el pueblo, solo sus intereses. Por eso las mafias no dudan en atacar colegios, poniendo en riesgo la vida de niños de cuatro, cinco o diez años”. Bien dicho, Gary. Me voy, cuídense.
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