Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un caldo de gallina con su huevo duro y cebollita china, saltadito de pollo y, para tomar, chicha morada. “María, estoy indignado por el asesinato de ¡11 balazos! de un vecino, quien luchaba contra la prostitución clandestina en su barrio de Ate.
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Sicarios en moto le dispararon mientras esperaba a su esposa cerca de su casa, en la urbanización El Porvenir. Una de las hipótesis que maneja la Policía es que se trataría de una venganza de las mafias de prostitución que operan en la avenida Prolongación Javier Prado. Es que Víctor Percy Yengle Obeso (42), como se llamaba, en varias oportunidades había desalojado a las meretrices, cansado de que, por su culpa, la zona se haya llenado de gente de malvivir. En el lugar operaría una mafia de extranjeros que cobra cupos a las mujeres para que trabajen sin problemas. Los delincuentes dejaron así sin padre a una menor de 14 años.
Según la Policía, las mafias de venezolanos están en una guerra a muerte por apoderarse del negocio de la prostitución callejera en toda Lima. A principios de año asesinaron a dos mujeres en el Cercado de la ciudad e hirieron a otras más en la zona de Puente Nuevo, El Agustino. Hace unas semanas victimaron a una ecuatoriana y una colombiana en Villa El Salvador, por negarse a pagar cupos.
Ante toda esta escalada de violencia, el peruano de a pie se siente desprotegido, como que el Estado lo ha abandonado a su suerte. Por eso, en muchos barrios de la ciudad, la población se ha organizado y contratado su propio sistema de seguridad particular, pues en muchos sitios la Policía y el serenazgo brillan por su ausencia.
Mientras tanto, en el Gobierno las autoridades se dedican a armar el circo de los gabinetes descentralizados o hacer negocios turbios, como los que hacía el empresario Zamir Villaverde en el Ministerio de Transportes. Ya basta. Queremos solución. ¿Por qué no deportan a estos hampones extranjeros que matan a peruanos trabajadores? Y cuando decimos esto no estamos pecando de xenofobia.
Bienvenidos los foráneos que vienen a trabajar, a contribuir con la economía y la cultura del país. De esos hay muchos, como médicos, economistas, ingenieros, a quienes hay que aplaudir porque son trabajadores. Hablamos de los hampones, los sicarios, los miembros de bandas de proxenetas o estafadores.
Necesitamos un Gobierno fuerte que nos saque de esto, pero no solo desde el Ejecutivo. Que se pongan las pilas también los jueces y fiscales que liberan por leguleyadas a los más avezados hampones o asesinos, como los que mataron a Solsired Rodríguez”. Asu. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.