
El Chato Matta llegó al restaurante por un cebichito con choclo, camotito, ají limo y un chaufa de mariscos. Para tomar pidió una chicha morada fresquecita. “María, me timbró al celular mi hermano Pancholón. ‘Chatito, vente volando al sauna que ya mandé a cambiar las hierbas y están poniendo cascaritas de naranja’.
Cuando llegué, encontré al abogado pensativo. Sudaba a más de 50 grados y miraba al vacío. Me dijo que estaba así tras hablar a calzón quitado con la ‘abogada tóxica’ venezolana, a quien le pidió que nunca vuelva a hablarle de matrimonio.
‘La respuesta de la ‘tóxica’ -me dijo Pancholón- llegó al día siguiente. Nos fuimos a la ciudad amurallada de Cartagena, en Colombia, e ingresamos al restobar El Cabildo, del centro histórico. Ni bien nos sentamos, ella se paró y se acercó al dueño del conjunto musical que tocaba esa noche, para pedirle que me saludaran por mi cumpleaños y cantaran la canción ‘Evidencia’, de Ana Gabriel.
Y empezó el saludo: ‘Un saludo para Pancholón, viejo zorro del diario Trome de Lima, que está de cumpleaños. Saludos, mi hermano’: ‘Cuando digo que no quiero amarte más/ Es porque te amo/ Cuando digo que no quiero más de ti/ Es porque te quiero/ Mas tengo miedo de entregar mi corazón/ Y confesar que ando toda entusiasmada/ Yo no puedo imaginar que va a ser de mí si te perdiera un día/ Veo mi paz que se desprende por doquier/ Que después te entrego/ Necesito hablar las cosas que yo sé/ Y después me niego/ Y la verdad es que estoy loca ya por ti/ Que tengo miedo de perderte alguna vez/ Necesito aceptar que Dios jamás va a separarte de mi vida/ Es una locura el decir que no te quiero/ Evitar las apariencias ocultando evidencias/ Mas por qué seguir fingiendo si no puedo engañar a mi corazón/ Yo sé que te amo/ Ya no más mentiras si me muero de deseos/ Yo te quiero más que a todo, necesito de tus besos/ Le haces falta a mis días, mas sin ti no sé qué hacer/ Qué hacer sin ti, yo quiero que conozcas más de míiiiii’.
La canción completa me la susurró al oído. Cantaba desde lo más profundo de su corazón, con mucho sentimiento. Cuando terminó, me dijo: ‘Mírame directamente a mis ojos, está bien, nunca te voy a decir para casarnos, pero no me dejes, quiero seguir contigo, que me hagas el ‘salto del chanchito’ todos los días, que me relates los goles de la selección peruana y de la vinotinto. Voy a aceptar que te conocí con muchas mujeres, pero te amoooooo. Sigamos como si no te hubiera dicho nada’. Y comenzó a llorar en mi pecho.
‘Viejo, por qué me hiciste asíiiii’”
Al escucharla me puse a pensar y me pregunté: ‘Por qué soy así, ella es buena mujer, lo malo que es tóxica, muy celosa. Por qué no me planto, por qué no soy un hombre fiel como otros amigos que viven felices con sus parejas y yo estoy con una y otra en La Posada. Creo que la culpa es de ese instinto animal que tengo, de estar con una y con otra mujer, es por mis genes. Creo que lo heredé de mi padre ‘Mazamorrita’, que está en el cielo. Por eso miré arriba y dije: ‘Viejo, por qué me hiciste asíiiii’”. Ese señor Pancholón es un cochino mujeriego y sinvergüenza sin remedio. Va a terminar solo, viejo y enfermo. Me voy, cuídense.
MÁS INFORMACIÓN: