Mi amigo, el redactor gigante ‘Barney’, llegó al restaurante por unos ricos pallares con su arroz blanco graneadito y su churrasco a la inglesa encima. Para tomar se pidió una jarrita de cebada con emoliente calientita. “María, es verdad que vivimos en una sociedad corroída por la corrupción, que va desde los más altos niveles. Me parece innecesario mencionar a Odebrecht, el club de la Construcción, y lo vergonzoso es cómo involucró a los últimos presidentes del Perú, acusados de recibir millonarias coimas: Fujimori, Toledo, Alan, Ollanta, PPK y Vizcarra.
Si hasta los mandatarios terminaron así por coimeros, entonces no sorprende ver a fiscalizadores o policías que piden coimas a los automovilistas. Pero creo que hay noticias que nos hacen reflexionar y creer que no todo está perdido. Que no todos son como esos policías de ‘Los Halcones’, acusados de ‘marcar’ a empresarios en complicidad con delincuentes prontuariados.
La tarde del último lunes, el personal de Serenazgo de Miraflores encontró 7 mil 350 soles regados en la miraflorina calle Francia y los llevaron a la comisaría de Miraflores, donde el mayor convocó a una conferencia de prensa para hacer un llamado a la persona propietaria del dinero para que lo venga a recoger. La verdad que esa noticia me hizo sentir muy orgulloso de las autoridades encargadas de brindar seguridad a los peruanos. En las noticias se privilegia el deplorable accionar de malos policías o serenos abusivos, pero muy poco se habla de que la mayoría realiza una notable labor en la seguridad ciudadana.
Las Águilas Negras, el incansable grupo Terna, sorprendiendo a los miserables que roban celulares arrastrando a mujeres, dando duros goles a los microcomercializadores de drogas, que envenenan el cerebro de nuestra juventud, los policías de tránsito que ponen orden al caos vehicular, los serenos de los distritos, siempre listos a intervenir allí donde hay ausencia de policías.
Hay muchos casos por resaltar, por ejemplo, en un loable accionar, en mayo del 2020, dos policías de Arequipa encontraron tirado en la calle un fajo de billetes, ¡eran mil dólares americanos! Los honrados efectivos lo reportaron inmediatamente a la comisaría de Cerro Colorado y comenzaron la búsqueda que los llevó a Manuel Pérez, en su vivienda de Cerro Colorado.
Este les manifestó que su madre había extraviado el dinero que retiró del banco. Con la dama se apersonaron a la agencia y efectivamente la señora había retirado esa cantidad a la hora en que encontraron el dinero. El 5 de octubre del año pasado, en plena pandemia, un adulto mayor, nervioso porque sabía que se exponía al contagio, llegó a sacar 3 mil soles de un cajero en el jirón Huaraz, en Breña.
Tal fue su nerviosismo que se fue olvidando de sacar la plata. Un policía que cuidaba el local observó un fajo de billetes en la rendija del cajero y procedió a sarcarlo. Al no ver a nadie en los alrededores, se dirigió al administrador del banco para reportarlo y que haga un acta para esperar si la persona que olvidó el efectivo llegaba a reclamarlo.
Al día siguiente, el anciano llegó hasta el Banco y ahí corroboraron que de su tarjeta se retiró el dinero. Muy complacido fue hasta la comisaría de Breña para agradecer personalmente a los honrados efectivos. Son muchos ejemplos de la labor de los buenos policías, que son la inmensa mayoría, por que las ‘manzanas podridas’ son pocas. ¡A la policía se le respeta! Pucha, qué historias. Aprendamos de esos buenos ejemplos. Me voy, cuídense.
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