E| Chato Matta llegó al restaurante por un poderoso estofado de osobuco con arroz blanco graneadito y rocotito molido. También se pidió una jarrita con agua de emoliente y cebada tibiecita. “María, per-doname, pero estoy herido. El gran Pancholón me timbró para celebrar su llegada de Estados Unidos, donde estuvo un mes por la Copa América, y se puso una botella de Cartavio XO... Al día siguiente nos fuimos al sauna privado. ‘Chatito, la verdad es que me chocó venir del calor de Miami al frío de Lima. Soy un hombre de mundo, he viajado a un montón de países y conocido muchas mujeres.
En Rusia me enamoré de una mujer espectacular que me decía: Yo le amo a Pancholón... En Miami tengo a mi coloradita Susan, a quien le hice el amor en un yate, y repetía: Oh, oh, oh, my God... No quería dejarme regresar y ahora amenaza con venir al Perú a vivir conmigo. Tengo muchos años de caminante y ya aprendi a alejar a los mala leche y oportunistas que solo se me acercan por interés’
Mientras hablaba en la cámara de vapor repetía sus famosas frases: ‘Esta noche la hacemos’, ‘dame que te doy’, ‘abre que voy’, ‘campeono en una’, ‘la pampa es para todos’, ‘se lo regalo’ y ‘partidor que parte a partidor tiene mil años de perdón.... ‘Chatito -me dijo-, apenas llegué la tóxica me ‘secuestró y no se me despega. Me ha pedido que nos casemos, pero yo me acabo de divorciar y soy libre y feliz. No puedo estar con una sola mujer, cuando conozco a una chica que me gusta, hacemos clic, me encierro en La Posada y dejo bien a los varones. Tengo el corazón de piedra, pero también late’. ‘Pancho -le dije-, pon algo de música para alegrar el ambiente’.
Abrió la puerta de su camionetón negro, de lunas polarizadas, y puso salsa dura en la voz de uno de sus cantantes preferidos, el Cano Estremera, quien ya está cantando con Papalindo. ‘Yo, yo, yo creo que voy /solito a estar cuando me muera /he sido el incomprendido, /pero yo, yo, yo solo estaré y juraré que cuando muera / aún así con mis presagios pondré tu nombre a flor de labios y moriréeee’. ‘Chato -me siguió contando-nunca pude hacer vida de casado. En las madrugadas tenía pesadillas, quería salir corriendo de la casa. Yo estoy podrido desde muy joven.
Estoy enfermo del sexo. Quise ser fiel a la tóxica, pero me encontré con mi venequita grandota y perdí la cabeza. La tóxica me quiere comer el cerebro. ‘Panchito -me dice-, ca-sate conmigo y no te vas a arrepentir. Yo siempre te voy a cuidar, hasta que seas viejito. Acuérdate que la vez pasada te enfermaste, ya no eres un joven-cito’.
Hicimos el amor, me quedé dormido y soñé que me querían partir. Era una pesadilla, soñaba que un abogado del Callao que me tiene envidia se llevaba a mi grandota. Estoy mal de la cabeza, necesito un psiquiatra’'. Pucha, ese señor Pancholón se pasa de mujeriego y sinvergüenza, pero cuando sea viejo va a sufrir porque nadie lo va a amar de verdad, además está mal de la próstata. Me voy, cuídense.
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