Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por unos tallarines verdes con un churrasco jugosito y, para tomar, un anís calientito. “María, en las últimas semanas se nota en el país un estado de crispación preocupante, pues veo a muchos al borde de la violencia.
La crisis económica, la falta de trabajo, el avance de la delincuencia y la desesperación de la gente porque sus seres queridos están mal por el mortal virus y necesitan oxígeno, una cama de hospital o ingresar a UCI, genera ansiedad y muchos están a punto de estallar. Si a todo eso le sumamos la polarización que se está viendo en sectores importantes de la población por la campaña electoral, tenemos como resultado un país que está al límite, lo que es muy peligroso.
Faltan menos de tres semanas para volver a las urnas y no son buenos los mensajes de odio que dividen a la población, que enfrentan a los peruanos, que azuzan a la violencia y cuyas consecuencias, lamentablemente, ya estamos viendo en las agresiones que desde hace semanas vienen sufriendo los periodistas que cubren las actividades del candidato Pedro Castillo.
Todos los peruanos merecemos vivir en paz, así que debemos rechazar los mensajes que nos enfrentan, vengan de donde vengan. Nadie tiene el derecho de propiciar rencores y agresiones. La inmensa mayoría de peruanos lo que quiere es trabajar y progresar sin pelear con nadie. Por eso reitero que los padres tenemos una enorme responsabilidad con nuestros hijos. Hay que hablar con ellos para que no se dejen llevar por esa gente que incentiva el caos y busca a los más jóvenes para soltar sus semillas de rencor.
La gran mayoría tiene la oportunidad de mejorar su vida en base a estudio, sacrificio y trabajo. Cuántos muchachos desaprovechan las posibilidades que se les presentan para progresar y, en lugar de esforzarse, paran en las esquinas perdiendo el tiempo con malas juntas. No podemos culpar a otros ni odiarlos porque no tenemos lo que deseamos. Con trabajo, con educación y honradez podemos no solo mejorar nuestra situación personal, sino la de nuestra comunidad y del país. Y ya es tiempo de que haya una lucha más dura contra los corruptos, sin importar la tienda política de la que provengan.
Porque la corrupción, lamentablemente, no tiene colores ni banderas. Hay corruptos en la izquierda, en el centro y la derecha, y hay que luchar contra ellos sin descanso y castigarlos. El Perú necesita paz para progresar y por eso debemos rechazar los llamados irresponsables a la violencia”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.