Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un almuerzo ligero. Un puré de papas con pavito a la plancha y ensalada de verduras frescas. Para tomar, pidió una jarrita de infusión de manzanilla.
“María, como te comentaba ayer, esta Navidad será sin abrazos ni besos, pero lo importante es estar emocionalmente unidos. El psicólogo Manuel Saravia, director del Instituto Guestalt de Lima, advierte que ‘el perfil psicológico del peruano promedio en diciembre es que se encuentra ansioso, triste, nostálgico, estresado, angustiado y miedoso sobre el futuro’.
Cuenta que aunque esta Navidad es atípica, hay que seguir cuidándonos y cuidando a los que más queremos no solo del coronavirus. En este mes los casos de depresión, estrés, ansiedad y abuso de alcohol aumentan porque muchas familias están con duelos no resueltos, tienen escasos recursos económicos, no han conseguido trabajo o inclusive hay personas mayores que viven solas y por la coyuntura no podrán compartir con ‘viejos amigos’.
Hoy también reflexionemos sobre que, aunque en plena pandemia hayamos visto a tanta gente aglomerándose de forma increíble para comprar, hay muchos otros que en esta Navidad no tendrán nada más que agua de alguna infusión y pan.
Pero un simple gesto, incluso no material, puede ayudar a dar fortaleza a alguien que se siente casi vencido. Han sido meses muy duros y todavía no nos recuperamos, necesitamos apoyarnos.
El psicólogo da algunos consejos:
- Centrarse en las actividades que sí puede hacer: Navidad no es la rica cena y los regalos. Es el nacimiento de Jesús y su gran amor por todos. Demuestre el suyo a familiares y amigos. Llame o haga reuniones virtuales y por el bien de todos mantenga la ‘sana distancia’.
- Ser creativo y animar a la familia a buscar nuevos rituales: Puede ser sesiones en Zoom para recordar las anécdotas de un cumpleaños, las fotos de un viaje u otros momentos de buenos recuerdos.
- Agradecer: Mirar el vaso medio lleno y no solo medio vacío. Escribir puede ayudar a identificar sentimientos.
- Ayude: Siempre se puede dar algo, incluso sin que nos afecte. Eso también nos ‘conecta’ con el otro.
- Sea buen ejemplo: Si los adultos no muestran descontrol ni excesiva preocupación, los hijos estarán también tranquilos. Haga que se sientan seguros.
- Mantenga el espíritu de la Navidad. Que sea la oportunidad para reforzar los lazos familiares y compartir paz, esperanza y cuidado del prójimo”. Gary tiene razón, vivamos el sentido especial de la Navidad, valorando también la salud y a nuestra familia. Me voy, cuídense.
NAVIDAD DE UNIÓN Y AMOR (II)