Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante para llevarse un menú marino con jalea de pescado y chaufa de mariscos. Para tomar, se pidió una limonada frozen.
“María, todos los días salgo a la calle en comisión periodística y percibo por primera vez algo que me parece muy peligroso. Se trata de una especie de desánimo generalizado, de un pesimismo extendido que se ve en la cara de la gente a cada paso. No lo vi en todo el año pasado, pese a las miles de muertes y la masiva pérdida de empleos. Claro que mucha gente estaba mal anímicamente, pero hoy siento que es peor. Hoy es muy difícil ver a alguien sonriendo. No es para menos, pues casi un año después del inicio de la pandemia, más peruanos están muriendo, con miles perdiendo la vida asfixiadas en sus casas, y la economía de millones de familias destrozada. Es muy difícil encontrar a alguien que no haya sido tocado por la desgracia, que no haya perdido a un familiar, un vecino, un amigo o un compañero de trabajo por el letal virus. Todo eso sumado a las imágenes que vemos a diario de interminables colas para recargar un balón de oxígeno, más los escándalos de corrupción, tiene que afectar a la moral de un país.
Esta catástrofe que vivimos debe dejarnos algunas enseñanzas que debemos poner en práctica, para que no se repitan en el futuro:
- Es fundamental elegir buenas autoridades. Basta de decidir nuestro voto en la fila de sufragio o apoyar al que menos roba. Esa irresponsabilidad ha hecho que nos gobiernen aventureros, cobardes y corruptos.
- Cero tolerancia con los corruptos. Esos son el cáncer de este país. Por esas lacras millones de peruanos viven sin agua potable, nuestros niños padecen anemia, la pobreza campea y los hospitales dan pena.
- Mejorar nuestro sistema de Salud. El próximo gobierno debe trabajar desde el primer día para mejorar los hospitales y dotarlos de equipos, camas y toda la infraestructura que asegure una atención digna y eficaz. Todo hospital debe contar con plantas de oxígeno y cada cama debe tener un punto de conexión a ese gas salvador.
- Invertir en educación. Es crucial tener mejores profesionales, capaces de ver los peligros primero que nadie y tomar las mejores decisiones en el momento preciso. Por incapacidad es que al principio el Perú compró las mentirosas pruebas rápidas, cuando otros países se habían asegurado meses antes con millones de pruebas moleculares y luego, mucho antes que nosotros, compraron vacunas.
- El Estado no debe ser una traba. Millones de peruanos informales hoy son más pobres, pasan hambre y no tienen dinero para comprar medicinas. El Estado debe promover políticas que convenzan a los informales que es más ventajoso para ellos pasarse a la formalidad. Así pagarán impuestos y gozarán de más y mejores servicios”.
Gary tiene razón. Me voy, cuídense.