Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su arroz chaufa bien taipá, sopa wantán y, para tomar, naranjada sin helar. “María, la otra vez me fui a pasear con mi familia al centro de Lima y mi esposa quiso pasar por la Plaza de Armas, pero la encontró cerrada con vallas de metal.
TE VA A INTERESAR: SUBEN LOS ALIMENTOS
Las ponen cada vez que hay una manifestación. En estas circunstancias, muchos no pueden visitar la Catedral, la Municipalidad, el Palacio Arzobispal o la pileta de más de 400 años de antigüedad. Es que esa parte de la ciudad es importante para los visitantes extranjeros, que vienen desde tan lejos.
La plaza está llena de historia y simbología. El mismo Francisco Pizarro, el conquistador del Perú, delineó cómo debía ser la plaza mayor, dónde estarían los edificios públicos y la extensión de su palacio, donde plantó su famosa higuera, la misma que sigue hoy de pie.
Por ese mismo lugar ingresaron ‘los de Chile’, los partidarios de Diego de Almagro, para asesinar al gobernador extremeño, y siglos más tarde fue por donde pasaron San Martín y Bolívar para sellar la independencia nacional.
A un lado de la plaza, para el lado del río, donde hoy se ubica Palacio de Gobierno, estaban los aposentos del cacique Taulichusco, el último gobernante aborigen de la región. Por allí mismo, a las 4 de la tarde del 17 de enero de 1881, una avanzada de las tropas chilenas, al mando del general Manuel Baquedano, vencida ya la resistencia peruana en Miraflores y Chorrillos, donde se ubicaron los llamados ‘reductos’, y huido Nicolás de Piérola, a la sazón, el presidente del Perú, ingresó a la Casa de Pizarro.
En la misma plaza mayor funcionó el primer mercado de Lima, la primera plaza de toros y también sirvió como sitio de ejecución de los condenados. También se hacían los actos sacramentales o, cuando había amenaza de una invasión de piratas desde el Callao, se fortificaba para defender a la ciudad. Por eso recibió el nombre de ‘plaza de armas’.
Después, claro, se construyeron las murallas y las portadas, como las que iniciaban el camino hacia el Callao o a la sierra de Lima. Por una de esas portadas ingresó a fines del siglo XIX Nicolás de Piérola para derrocar a Andrés Avelino Cáceres.
NUESTRA RICA HISTORIA
Como ven, ese lugar está lleno de una rica historia, desde la época incaica, pasando por la conquista y el virreinato, la época republicana y en la actualidad. Todos deberíamos tener acceso sin restricciones.
Cuando se cierra, los que más sufren no solo son los visitantes, sino los comerciantes, dueños de restaurantes y tiendas, muchos de los cuales han quebrado”. Pucha, mi amigo Gary tiene razón. La Plaza de Armas de Lima es historia pura. Me voy, cuídense.
MÁS INFORMACIÓN:
- El caos vehicular de Lima Metropolitana
- Cuida tu salud: No nos olvidemos de las otras enfermedades
- Los niños regresan al colegio
- Seño María: El viejo y la amante
- Las vacunas salvan vidas