
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un lomo al jugo servido con una porción de arrocito blanco. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada. “María, en los últimos años han aparecido miles de tragamonedas y casinos, y también se han multiplicado en Lima y el resto del país las casas de apuestas y las loterías. Esto hace ver que hay una gran demanda. Un estudio reveló que el Perú es el país con más apostadores en América Latina y que los peruanos gastan en promedio 200 soles al mes.
Las mujeres, según la misma investigación, prefieren los tragamonedas, mientras que los hombres el póker y las apuestas sobre fútbol y carreras de caballos. No se trata solo de una afición o un pasatiempo. La ludopatía es un vicio tan pernicioso y peligroso como las drogas, el alcohol o el tabaco.
Se mete de a pocos en la psicología de la gente, que ya no puede vivir sin apostar ni probar su ‘suerte’. Muchos ludópatas pierden el trabajo, su casa, muebles, joyas, artefactos y hasta roban para seguir apostando, creyendo que esta vez sí se sacarán el premio gordo.
Con esto de las apuestas en linea, que se pueden hacer desde un celular, miles de jóvenes se han ido incorporando todos los meses al vicio. Conozco de muchachos que se gastan la pensión de la universidad o sus pasajes en estas apuestas, y hasta meten mano a dinero de sus casas o venden sus libros o computadoras. Por eso, atento a esto:
- Comprender desde el grupo familiar que se trata de una enfermedad y acompañar a la persona adicta a un profesional.
- No sobreproteger al adicto pagándole deudas o asumiendo las consecuencias de sus actos.
- Evita regañarlo o culparlo, mejor es conversar y abordar el problema. Es mejor manejarle el dinero para evitar que se lo gaste.
- Ofrecer opciones de ocio alternativas que no requieran gasto económico.
- Dale apoyo emocional para que se mantenga enfocado en no apostar.
- Haz que realice actividades deportivas o de recreación que le eviten pensar en apuestas”. Me voy, cuídense.
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