Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un caldo de gallina servido con su huevito sancochado, cebollita china picada, limón y rocoto molido. Para la sed pidió una jarrita de chicha morada. “María, los programas de espectáculo y hasta el fútbol peruano están teñidos en estos tiempos de escándalos por infidelidades, tanto de hombres como de mujeres.
Es impresionante cómo las parejas casadas o de novios cambian tan rápido de relaciones. Ya parece una moda. Los valores están pervertidos. Ahora los hombres y mujeres se casan más por gustito o interés, antes que por amor, como era antes. Lo peor es cuando los que terminan tienen hijos.
No solo porque los pequeños se quedan sin uno de sus padres, sino porque el escándalo los afecta en el barrio, en el colegio y en el seno familiar. ¿Por qué hemos llegado a esta situación?
Un estudio encontró que los hombres fueron infieles por sentirse aburridos, incómodos, por una necesidad meramente sexual, por falta de variedad y por estar confundidos en la relación de pareja, en comparación con las mujeres, que lo hicieron más porque se sintieron solas e incomprendidas.
De cualquier manera, creo que antes de ‘sacar los pies del plato’ uno debe pensar en las consecuencias, pues hacemos mucho daño con nuestras acciones.
Lo mejor es terminar si sentimos que no queremos a nuestra pareja. Y si ya tienen niños, piensen en ellos antes de dejarlos. Una separación para los pequeños es como una bomba atómica: les deja un trauma.
- Procura resolver los problemas con la pareja. No te quedes callado.
- Pon delante de todo el amor y el respeto, antes que los deseos.
- Pide consejos a las personas experimentadas. Siempre es bueno una guía para saber qué hacer.
- ¿Vale la pena cambiar a tu actual pareja por otra persona? Piensa en eso antes de dar el paso.
- ¿Un ‘no’ te puede salvar de muchos problemas. El mundo está lleno de tentaciones, pero está en ti decidir si caes.
- Haz un último intento con tu pareja, no des por perdida la batalla”. Me voy, cuídense.
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