Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una crema de verduras con pan tostado, bistec a lo pobre y, para tomar, chicha morada. “María, la vida es una combinación de alegrías y tristezas. En lo que hagamos: trabajo, educación, vida familiar o amorosa, vamos a tener siempre algún inconveniente. Pero queda en nosotros salir de los problemas. No ahogarnos, porque, como dice el dicho: Dios aprieta pero no ahorca.
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Digo esto porque en estas épocas de crisis económica y social, mucha gente está sufriendo porque perdió el trabajo o a algún familiar. Uno siempre se tiene que levantar con el mejor ánimo y agradecer al que está arriba por un día más de vida y por tener a nuestra familia con buena salud. Muchas veces ocurre que solo reparamos en lo que tenemos cuando nos falta. ¿Les ha pasado que no visitamos a nuestros parientes porque supuestamente no tenemos tiempo, pero una vez que se van de este mundo nos lamentamos por no haberles dado un poco más de tiempo para decirles cuánto los queremos? ¿Tienes a tus padres vivos? Pues llámalos.
No te va a tomar más de 5 minutos de tu tiempo en preguntarles cómo están y en decirles lo mucho que los extrañan. Y si puedes, viaja con tu familia, con tus hijos. Comparte momentos hermosos, tómate todas las fotos que puedas y guarda esos momentos en tu memoria. Los recuerdos más bonitos de mi niñez son cuando mis padres me sacaban a pasear, a la playa, al parque o la casa de un familiar. También cuando me llevaban al circo o a la fiesta de algún amiguito del barrio.
Mis papás, que no eran ricos, se esforzaron por darme una infancia tranquila y con mucho amor. No me dieron riquezas ni lujos: me dieron tiempo valioso. Abrazos, besos y mucha risa. Hoy trato de hacer lo mismo con mis hijitos y mi esposa. No tengo una mansión con piscina o casa de campo, tampoco un carro de alta gama ni una cuenta bancaria abultada. Gano lo suficiente para que no les falte comida, estudios, ropa o atención médica. De vez en cuando viajamos a algún lugar del país y comemos rico. Y yo me doy cuenta de lo bien que lo pasamos, cuando en los almuerzos o desayunos familiares nos matamos de risa recordando esos momentos felices.
Aquí te dejamos algunos consejos para que, si no la tienes, encuentres la felicidad y tranquilidad al lado de tu familia:
- Expresa tus sentimientos siempre. No seas el clásico hombre o mujer de corazón duro. Aprende a decir ‘te amo’ a tu esposa o hijos.
- Regala recuerdos. Como decía, los mejores momentos y recuerdos son con la familia. No de la zapatilla de marca o el reloj de oro.
- Mantén la calma en una pelea conyugal. Recuerda que las frases o palabras hirientes difícilmente se borran.
- Que no te venza el aburrimiento. La apatía trae tristeza. Sal aunque sea al parque o a comer un helado con los tuyos”. Gary tiene razón, la felicidad no está en el dinero sino en el amor. Me voy, cuídense.