‘Nuestra constante lucha’, del diplomático peruano Ernesto Pinto.
‘Nuestra constante lucha’, del diplomático peruano Ernesto Pinto.

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su cau cau con su arroz blanco, rocotito molido y su jarrita de cebada calientita para bajar la grasita.

“María, me encontré temprano con el legendario periodista ‘El Sonámbulo’, que estaba fumando un cigarrillo y leyendo un voluminoso libro. ‘Gary, estoy leyendo ‘Nuestra constante lucha’, del diplomático peruano Ernesto Pinto. La novela es una fusión entre la realidad y la ficción. La protagonista es María, una chica francesa de veintiún años que sueña con conocer Perú.

Pero de la noche a la mañana su mundo parece derrumbarse por las noticias que llegan desde Wuhan, China. Un desconocido virus empieza a hacer estragos no solo en China, sino que se expande a Europa. Aquí la novela se torna realista y Pinto nos detalla los datos fidedignos de la enfermedad y sus consecuencias.

Pero, de pronto, la novela da un giro de 180 grados. Ahora vemos a María en un avión que está a punto de estrellarse. El cielo es tormentoso, por la ventanilla se ve cómo se derrumban montañas, se abre la tierra, al final el avión se estrella, pero un puñado de pasajeros logra sobrevivir, entre ellos María. Entonces ese grupo de sobrevivientes se entera de que las principales ciudades del mundo han desaparecido, los tsunamis están arrasando los continentes. Pero esos pasajeros lucharán entre ellos, a veces con violencia, pero también con amor, el que conocerá María. No te cuento el final, pero es un libro actual.

Además, no te olvides que el embajador Pinto se enfrentó a Fidel Castro cuando era embajador en La Habana, allá por los años ochenta, en la dramática historia de los diez mil refugiados cubanos en la embajada de Perú. Aquella vez Castro, enfurecido, amenazó a Pinto: ‘Tú no sabes matar, yo sí’. Fidel le dijo: ‘Me entregas a esos disidentes y no pasa nada. Sino, te quito la protección y abro las cárceles para que toda la mi... se vaya a tu país’. Diez mil cubanos se refugiaron en la embajada y definitivamente muchos de ellos eran ‘angelitos’ de las cárceles de Fidel. Pero esa es otra historia, sobrino’”.

Ese señor ‘Sonámbulo’ siempre recomendando buenos libros a la juventud y, especialmente, para los estudiantes de periodismo.

Me voy, cuídense.


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