Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sudado de pescado acompañado con arrocito blanco, juguito de limón y, para tomar, una jarra de emoliente.
“María, uno mira los noticieros, lee los periódicos y casi todo son malas noticias. Asaltos a mano armada, feminicidios, sicariato, extorsiones, buses que caen al abismo con decenas de pasajeros, políticos corruptos. Así es fácil desanimarse y hasta perder la fe en las personas. Pero también hay buenas noticias. Como la elección del chef Efraín Morales Liendo como personaje del año, por su inagotable labor promocionando la anchoveta en las mesas peruanas. El merecido premio se lo entregó el mismo Gastón Acurio, quien reconoció su aporte en la lucha contra la anemia. Don Efraín es un ingenioso pescador tacneño que hace doce años, en la caleta Cerro Azul, Cañete, buscó una lancha abandonada que arregló, la colocó en la orilla, cerca al muelle de pescadores y convirtió en el restaurante ‘La anchoveta azul’. Como hombre de mar, apostó para su carta por el pequeño pez porque conoce sus increíbles cualidades nutricionales, ya que es rico en proteínas de alta calidad. La anchoveta, injustamente despreciada, posee Omega 6, Omega 3, hierro, lisina, aminoácidos, yodo, vitaminas A y D.
Sin embargo, el 98 por ciento de este tesoro alimenticio, que además es de bajo precio, desde hace décadas es convertido en harina y aceite de pescado que son exportados para la alimentación de chanchos y aves de corral. Un pecado imperdonable en un país como el nuestro, donde el 43 por ciento de los niños menores de tres años padece de anemia. ¡Casi la mitad de nuestra niñez! Este terrible mal afecta el desarrollo cerebral de los pequeños, con efectos negativos e irreversibles en su desarrollo cognitivo, motor y crecimiento.
Para empezar, la anchoveta debería ser consumida por todas las mujeres embarazadas, pobres o con dinero, pues las mantiene fuertes y mejora el desarrollo del bebé. Además, permite tener una piel más joven y sana, así como huesos, dientes, tendones, ligamentos y músculos fuertes. Su consumo asegura el crecimiento de los niños y evita el raquitismo. Limpia las arterias, protege el sistema cardiovascular y aumenta la reproducción de glóbulos rojos, reduciendo el riesgo de padecer infartos y derrames cerebrales.
Como si fuera poco, refuerza el sistema inmunológico, evitando que nos enfermemos con facilidad. Por todo esto, la anchoveta es un súper alimento que debería ser consumido por todos, ya sea fresco o en conserva. De ahí la importancia de la labor de don Efraín, quien en su lancha-restaurante ofrece deliciosos platillos con este pez, como la ‘muchaveta’ (inspirado en el muchame), que acompaña con canchita serrrana, palta y galletas de soda. ¡Riquísimo!”. Gary tiene razón.
Me voy, cuídense.