
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un locro de zapallo con arrocito y bistec encebollado encima. Para tomar pidió una jarrita de jugo de maracuyá.
“María, la tecnología ha traído progreso y una mejor vida a la humanidad. Eso ocurre en todos los órdenes de nuestra vida, como la medicina, la salud, las comunicaciones, la cultura y la educación. Pero así como aumenta la productividad y la eficiencia de las actividades humanas, el hampa también aprovecha de estas ventajas para robar y estafar.
Se conoce, por ejemplo, que organizaciones criminales usan la inteligencia artificial para clonar la voz de la gente y robarles su dinero de cuentas bancarias y hasta pedir préstamos a diversas entidades bancarias. Un informe del diario El Comercio señala que hay decenas de investigaciones de estafas y extorsiones con voces clonadas mediante IA. Para ello, los criminales aprovechan los datos de las personas que van a suplantar, disponibles en Facebook, Instagram y WhatsApp.
Willy Ugarte, docente de la maestría en Data Science de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), advierte que los sistemas tecnológicos más vulnerables son el correo electrónico, los mensajes de audio, las llamadas telefónicas y las videollamadas. “Los modelos generativos de IA, como Midjourney, GPT o Gemini, son capaces de crear audios, textos o imágenes con un realismo impresionante, lo que facilita que los estafadores logren manipular a las personas”, explicó.
Según dijo, las cinco estafas con IA más comunes en el Perú son: falsificaciones de voz, suplantaciones de identidad, contenido falso con WormGPT (una IA que genera texto falso a gran escala, para crear noticias falsas en redes sociales y correos electrónicos), videollamadas con deepfakes y phishing avanzado.
Por eso hay que estar muy atentos, cuidar los datos personales, no abrir enlaces o correos electrónicos sospechosos o de desconocidos. También reportar la pérdida de celulares y bloquear nuestras cuentas de inmediato. Hay que cambiar de claves cada cierto tiempo”.
Gary tiene razón. Me voy, cuídense.