Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un sudado de pescado acompañado de arrocito blanco, jugo de limón y, para tomar, un emoliente calientito. “María, es una pena ver cómo la delincuencia nos está ganando la batalla, pues cada vez son perpetrados más actos criminales. La extorsión es uno de los delitos más crueles y sangrientos, pues aterrorizan a las víctimas con amenazas de muerte para ellas y sus familias. Eso sin contar los atentados a sus propiedades. ‘Págame para que sigas trabajando, o sino te mato’, advierten estos hampones que malogran la vida a tantos peruanos. Las bandas piden cupos diarios, incluso, a modestos mototaxistas. Los que no ceden al chantaje son golpeados, cortados y hasta asesinados. Lo mismo les pasa a muchos taxistas, microbuseros, bodegueros, ferreteros, comerciantes chicos y grandes, empresarios textiles y muchos otros.
Este tipo de delito comenzó con fuerza hace unos años en el norte del país, en La Libertad, desde donde se fue extendiendo como un cáncer por todo el país. Hasta el año pasado, en la referida región se realizaban en promedio diez denuncias diarias por extorsión. Increíble. En Lima, causó preocupación el reciente video de una cámara de seguridad que grabó a un pistolero disparando a la fachada de un inmueble de La Victoria, durante la noche. Según la denuncia, se trató de un sicario que ingresó al referido predio a buscar al dueño, uno de los fundadores del emporio de Mesa Redonda, pero no lo encontró. Por eso, frustrado, baleó el frontis antes de irse. Ahora no hace falta tener dinero para ser víctima de extorsionadores. Personas humildes están en las garras de estos criminales. Por eso, es bueno tomar ciertas previsiones.
- No mostrar joyas y otros objetos de valor. Los delincuentes se fijan bastante en los signos de aparente bienestar económico. No hable de dinero delante de extraños.
- Proteja su información. Tenga cuidado con lo que publica en redes sociales. Sea celoso de su privacidad. Cuidado con los datos de su persona que pueda proporcionar a operadores de bancos o empresas que llamen a su casa.
- Mantenga la calma. Si le hacen exigencias de dinero, no se desespere. Tampoco dé información personal y evada las preguntas que le hagan. Acuda de inmediato a la Policía.
- No pague. Dar dinero a los criminales no garantiza que lo dejarán tranquilo. Cuando un delincuente recibe dinero, casi siempre volverá a exigir más. Piensan que si cedió una vez, lo hará de nuevo”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.