
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una jalea de corvina, yuquita frita y salsa criolla. Para tomar pidió una jarrita de jugo de piña. “María, conmoción causó la sentencia a quince años de prisión al expresidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia. Fue por delito de lavado de activos por recibir aportes ilegales de la constructora brasileña Odebrecht y del gobierno de Venezuela para sus campañas de 2006 y 2011.
En estos momentos, el exmandatario nacionalista duerme en una celda, pero la madre de sus hijos logró ingresar a la embajada de Brasil para no purgar prisión. Llama la atención que todos nuestros ex jefes de Estado de los últimos 36 años están en la cárcel o son procesados por corrupción.
Alberto Fujimori murió tras ser indultado, Alan García se suicidó antes de ser detenido, Alejandro Toledo fue sentenciado a veinte años por los delitos de colusión y lavado de activos, Martín Vizcarra enfrenta juicios por su gestión en la región Moquegua, Pedro Pablo Kuczynski es investigado con detención domiciliaria y Pedro Castillo asiste a su juicio oral preso en el penal de Barbadillo.
¿Es difícil caminar derecho? Así se preguntó alguna vez Nadine Heredia para criticar las acciones del exvicepresidente Omar Chehade. Ahora la misma pregunta se vuelve en su contra, con la diferencia que ella sí ha sido condenada con pruebas. Yo agregaría diciendo: ¿La plata fácil nos hace cruzar la línea? ¿Qué pasa por la cabeza de los gobernantes para malograrse la vida por dinero?
Lo que pasa con Ollanta y Nadine, ‘unos aventureros’ a decir del padre del nacionalista, don Isaac Humala, debe hacernos reflexionar. No se puede usar la política y los cargos para enriquecimiento personal.
La administración pública debe ser un servicio, un honor. Los que accedan a puestos de gobierno deben hacerlo por vocación, para servir a los demás, no para servirse ellos mismos. Muy bien que los pillos sean condenados, pero no hay que olvidar que hay muchos más que silban bajito, pero en algún momento les caerá la justicia. Hablamos de congresistas y gente del Gobierno”. Me voy, cuídense.
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