Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una sopita de avena con pollo, arroz chaufa de cecina y, para tomar, refresco de carambola. “María, vengo conmovido por el reciente hallazgo del cadáver de un médico psiquiatra, asesinado en el cuarto que alquilaba, en El Agustino, quien fue cruelmente degollado. El sospechoso mayor es un joven venezolano que solía frecuentar al profesional, quien estaba a punto de completar su especialización en el Hospital Hipólito Unanue. Los vecinos llamaron a la Policía porque hacía días que no lo veían y de su habitación despedía un olor putrefacto. Cuando los agentes entraron, hallaron el cadáver envuelto en una frazada y bajo gran cantidad de sangre pegoteada. Llevaba varios días de fallecido. El asesino se llevó sus cosas de valor. El lunes, además, un diseñador gráfico metió a su casa a un hombre que conoció mediante una aplicación de citas, en Ate, y este terminó pepeándolo, robándole sus cosas de valor y encima violando a su mamá. Hay que tener cuidado con las personas a quienes metes a tu hogar.
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