Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por su saltadito de pollo con arroz graneado, sopa de menudencia y, para tomar, jugo de maracuyá heladito. “María, llegaron el verano y las vacaciones escolares y ahora los chicos tienen más tiempo en la casa. Uno ya no sabe qué hacer para entretenerlos. Yo, por mi parte, no dejo que se pasen horas de horas en el celular o la tablet. Prefiero que salgan a la calle a jugar con sus amigos, como hacíamos antes. Claro, yo salgo a verlos de vez en cuando para que no pase nada malo. Creo que la sociabilidad es importante en la formación de un menor de edad. Ese intercambiar experiencias, juegos, bromas y aventuras con otros de su misma edad va forjando su personalidad y les da madurez. Dudo mucho que pasarse todo el día pegados a las redes sociales, intercambiando datos con amigos virtuales, les sea de mucha utilidad. No estoy diciendo que no tengan acceso a esos aplicativos, sino que el mundo de las computadoras no lo es todo.
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Pero, bueno, pensando en ellos estoy analizando inscribirlos en talleres de verano, como natación, fulbito, clown, robótica o manualidades. Mantenerlos ocupados es importante. Y aprovechar el tiempo libre, también. Todo eso sin arrebatarles lo que les gusta, como estar con los amigos, escuchar música, jugar o ir al cine. Eso es parte inherente a su niñez. Casi todas las instituciones públicas, así como las municipalidades, tienen programas de vacaciones útiles, lo mismo que los colegios, institutos y clubes.
Hay para todas las edades y bolsillos. Así como en diversos formatos, presencial o virtual. Lamentablemente, el haber ingresado a la tercera ola, debido al alza de casos de coronavirus, ha alterado un poco este proceso. Algunos padres no quieren enviar a sus hijos por temor a que se contagien. La variante ómicron es altamente contagiosa y, según dijo el martes el ministro de Salud, Hernando Cevallos, ya es la cepa predominante en Lima Metropolitana. Bueno, hay que cuidarse pero sin descuidar nuestra sociabilidad. Ya son dos largos años en pandemia. Nuestros hijos ya no dan más. Ellos quieren verse con sus amigos o hacer nuevas amistades. Quieren jugar como antes, quieren pasear, conocer cosas nuevas, ir a la playa o a la piscina... como hacíamos antes. Ojalá no se retrase más el inicio de la vacunación para menores de entre 5 y 12 años. Con ello se completaría a casi toda la población objetivo para protegerla del coronavirus. Así estaríamos más tranquilos también nosotros. Igualmente hago votos por que esta situación no altere los planes de regresar a las clases presenciales en los colegios”. Pucha, mi amigo tiene razón. Me voy, cuídense.
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