El inquieto y curioso fotógrafo Gary llegó al restaurante por un sabroso escabeche de bonito con una porción de arroz blanco graneadito y una jarrita de limonada frozen. “María, es preocupante que cada vez más chicas integren bandas de sanguinarios delincuentes que asaltan y matan sin piedad. En lugar de estudiar y trabajar, malogran su vida y las de sus víctimas. El viernes capturaron en Carabayllo a una organización criminal denominada ‘Los Coyotes’, que masacraban a taxistas para robarles sus carros. Entre sus miembros había dos chicas, quienes se encargaban de tomar la carrera para que los choferes se confíen y bajen la guardia. Ayer agarraron a una joven de 22 años, apodada ‘Chata Diabla’, a quien la policía acusa de ser la cabecilla de los asaltantes que hace una semana atracaron una pollería en Villa María del Triunfo. En octubre del año pasado, Shirley Silva Padilla asesinó a dos hombres en una sola noche, sin ningún remordimiento. Al primero le dio dos balazos porque le dijo un piropo y luego, en lugar de esconderse, se fue a comer tranquilamente a un chifa, donde mató al dueño porque se quejó de que en su plato no había pollo. Estos son solo tres ejemplos de chicas que cruzaron la línea. Algo grave está pasando en nuestro país para que esto ocurra, pues antes no se conocía de mujeres que se dedicaran a asaltar con violencia o matar, salvo casos excepcionales como el de la ‘Chica Dinamita’ hace décadas, que asaltaba bancos con un cartucho de dinamita en la mano, al lado del apodado ‘D’jango’.
Siempre lo voy a repetir, la sociedad peruana se está descomponiendo de forma terrible porque muchos padres no se ocupan de sus hijos desde pequeños, ya sea porque los abandonan de forma definitiva o porque se dedican a trabajar todo el día. La cuestión es que los chicos crecen solos, sin control, y toman el camino que mejor les parece. Muchas jovencitas, sin un adecuado control de sus padres, salen y llegan a casa a cualquier hora, no se respetan como señoritas y están con uno y con otro. Pierden rápidamente el pudor y entonces asisten a fiestas en las que se emborrachan y drogan, además de sostener relaciones sexuales con cualquiera. Odian estudiar porque nunca se les enseñó a hacerlo y tampoco quieren trabajar. Solo piensan en fiestas, en tener dinero, en viajar, en comprarse ropa. Los problemas surgen cuando no pueden tener nada de eso y entonces algunas llegan a prostituirse o a delinquir. No saben o no les importa que más temprano que tarde serán atrapadas y encerradas en prisión. La situación es grave porque además el Estado no invierte en la salud mental de los peruanos. Hay cientos de miles con problemas de adicciones y de otros males mentales que no reciben tratamiento. Esas personas con serios desequilibrios no podrán constituir hogares sólidos en los que reine la paz, seguridad y respeto. Todo lo contrario, en sus familias habrá violencia, insultos y toda clase de abusos”. Gary tiene razón, me voy, cuídense.