Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un bistec encebollado con arroz graneado, papita sancochada y rocotito molido. Para tomar, pidió chicha morada. “María, leí en Trome el caso de una joven que fue extorsionada con más de nueve mil soles por una falsa hechicera venezolana, a quien recurrió para hacer un ‘amarre’ con el chico de sus sueños.
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La extranjera le pidió datos sensibles del objetivo, así como fotos, pero luego terminó chantajeando a su cliente bajo amenazas de enviarle al muchacho todo lo que había planeado. Felizmente la Policía atrapó a la extorsionadora cuando se paseaba de lo más tranquila en la Alameda de los Descalzos, en el Rímac.
Yo respeto todas las creencias, pero en estos tiempos, cuando la humanidad ha enviado naves a la Luna y Marte, no es posible que la gente siga creyendo en hechicerías y pócimas mágicas. Todo el mundo está en su derecho de creer en eso, total, es su vida, pero lo que está mal es que delincuentes metidos a magos o clarividentes cometan delitos en agravio de sus clientes, como es el caso de esta venezolana, quien ahora paga sus culpas en una fría celda.
En estos últimos tiempos la información es muy sensible y puede servir para muchas cosas. Por ejemplo, para vaciar tus cuentas bancarias o pedir plata prestada a tu nombre sin que tú lo sepas. No hay que confiar en nadie y estar siempre acechante a lo que pasa. Más aún cuando nos encontramos con gente extraña. A esos, ni la jota, como decía mi abuela.
Los hampones se valen de información para cometer sus delitos. Los ‘marcas’ usan a gente del entorno de empresarios para saber cuándo sacará plata del banco y los asaltan. Los secuestradores igual. Saben el mínimo movimiento de la víctima y si pueden sacar rédito del plagio. Las redes sociales son buenas para saber la vida de nuestras amistades y familiares, pero es también un vehículo usado por los hampones para cometer sus delitos, por ejemplo el robo de una casa al conocer que el usuario viajó de vacaciones. Por eso te dejo estos consejos:
- No confíes en nadie, menos en la gente que recién conoces. No les des información así te lo pregunten. Mándalos al desvío.
- Si eres chantajeado, denúncialo de inmediato a la Policía. Los hampones nunca estarán satisfechos, siempre te pedirán más dinero.
- No dejes mucha información en tus redes sociales. Si viajas, sube tus fotos mucho después de regresar a casa.
- No abras correos o mensajes por WhatsApp donde te pidan actualizar tus datos de banco o tarjeta de crédito.
- Si te llaman para extorsionarte por teléfono, cuelga. No hagas caso y menos caigas en la modalidad del familiar secuestrado o detenido en la Policía.
- Conoce bien a tus nuevos amigos. Averigua qué hacen, dónde viven”. Asu, me voy, cuídense.