Este Búho tiene que cantar el ‘Feliz cumpleaños’ al fantasma de uno de mis escritores norteamericanos favoritos. Me refiero a Norman Mailer, quien un día como hoy hubiese cumplido 93 venerables años. Pero no, Norman no hubiese soportado estar en silla de ruedas, inmovilizado por la edad o acompañado de una enfermera cincuentona malgeniada.
Un tipo al que le gustaba boxear y afanar a jovencitas, estaba destinado a morir en plena capacidad de sus facultades. Viejo y enfermo, prefería reunirse con los universitarios para darles charlas y leer sus escritos de la época en que era el ‘enfant terrible’ (niño terrible), el contestatario por excelencia, la voz más ácida y crítica de una sociedad norteamericana atravesada por la Guerra de Vietnam.
Por su pluma incendiaria y su oposición a la guerra fue arrestado. Se definía como ‘un conservador de izquierda’, aunque eso no impidió que sea un gran bebedor de whisky, adicto al sexo y buscapleitos profesional. Quería sentirse la reencarnación de su ídolo Ernest Hemingway . El escritor macho, cazador, borracho y mujeriego.
A mediados de los 1980, en mi época de estudiante de San Marcos, buscaba algún libro interesante en la avenida Grau, donde antes estaban los libreros que hoy ocupan el jirón Amazonas. Fue así, como de casualidad, que encontré ‘El parque de los ciervos’ (1955). No sabía que después de esa lectura sería uno de mis imprescindibles referentes en el mundo de la literatura made in USA. Como Hemingway, Truman Capote , Edgar Allan Poe o Charles Bukowski .
Mailer integra ese grupo con honores. Después leería la que es considerada por los críticos como su más grande novela, la primera, titulada: ‘Los desnudos y los muertos’ (1948), sobre sus experiencias en la Segunda Guerra Mundial, en la que peleó. Pero como les decía, Mailer ganador de dos premios Pulitzer no fue un simple escritor, sino un protagonista de su tiempo, alguien que luchó y sufrió por sus ideales. Oriundo de Brooklyn, era un judío con calle al que le gustaba boxear, pero terminó en Harvard. Mujeriego.
Se casó seis veces y tuvo nueve hijos. Borrachín, era adicto a los placeres extremos. Una vez durante una fiesta, debido a los celos, acuchilló con un cortaplumas a su esposa y madre de sus hijas, Adele Morales, hija de un peruano.
Todo sucedió en una fiesta en su departamento donde convocaba a la ‘gentita’ de Nueva York a una fiesta pro fondos para su candidatura a la alcaldía neoyorquina. Norman se pasó de tragos y salió a la calle, mientras Adele atendía a ‘camaronazos’, atorrantes y ‘partidores’, porque era una morocha bella, estilo latino. El escritor llegó abollado porque tuvo una pelea con unos ‘fumones’.
Adele sacó una capa de toreo y le dijo: ‘Ven toro, mariquita, ¿tienes miedo?’ El novelista se convirtió en una bestia y cogió un cortaplumas de 8 centímetros, se lo puso en la frente y la ‘corneó’ dos veces. Casi lo meten a la cárcel por varios años, pero la libró porque era un hombre tan comprometido con el antisistema que el gobierno tuvo miedo de encarcelarlo y hacerlo un mártir. Así que lo condenaron a pasar un tiempo en un hospital psiquiátrico donde le diagnosticaron esquizofrenia.
Pero su mayor castigo fue que Adele, quien no presentó cargos en su contra, años después, en 1997, se la cobró sacando un libro sobre su vida con el escritor que tituló: ‘La última fiesta’. Luego de su separación, ella ingresó a alcohólicos anónimos y Norman siguió casándose y divorciándose. Se vieron las caras 28 años después, en el matrimonio de su hija menor, y el novelista solo le dijo: ‘Perdóname por arruinarte la vida’.
Machista, su novela ‘Los tipos duros no bailan’ (1984), le atrajo el odio de las feministas radicales. También hizo reportajes que están entre los mejores en la historia del periodismo norteamericano. No puedo olvidar su extraordinario reportaje de la pelea del siglo entre Muhammad Ali y George Foreman, ‘El combate’, para lo que fue enviado especialmente a Zaire, hoy República Democrática del Congo.
El genial Mailer conjuga literatura y periodismo para contar de forma electrizante, y en primera persona, la épica pelea librada por los dos gigantes del boxeo. Murió después de una operación al pulmón el 10 de noviembre del 2007. Cerró los ojos un hombre que demostró que los escritores no son solo sombras tras un escritorio, no son adulones de los poderosos o millonarios, sino una piedra en el zapato del poder y sus oscuros tentáculos. Apago el televisor.
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