Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un plato grande de olluquito con charqui, arroz blanco, rocotito molido y, para calmar la sed, se pidió una jarra de agüita de manzana heladita. “María, llegó a la Redacción, mi amigo, el gran periodista y marketero ayacuchano, Malcom Mendocha. ‘Gary, recuerdo mucho a Ismael Miranda, ‘El niño bonito de la salsa’, quien llegó al Perú convertido en la nueva estrella de Fania Records, para estrenar en la ‘Feria del Hogar’ su disco ‘No me digan que es muy tarde’.
Como promotor, lo atendí en su irresistible deseo: conocer el Callao. En la puerta del hotel ‘Sheraton’ se había congregado una multitud y los sorprendió cantando ‘Abran paso’, para abordar su limusina y exclamó: ‘¡Óyeme brother, no estoy en suelo ajeno, qué gente para más sabrosa. Echa pa’ lante, Malcom’, dijo muy contento el intérprete boricua del exitazo ‘María Luisa’.
Camino al primer puerto, me llamó la atención su gruesa cadena de oro, con dos vueltas en el cuello y ¡una medalla partida! Confesó: ‘Panita, es un pacto con mi ‘amol’. La otra mitad, la tiene puesta ella. Cuando regreso a casa, las unimos en nuestro pecho caliente’.
‘¿Qué marcó tus inicios?’, pregunté. Con voz entrecortada contó: ‘Por nuestra pobreza dejamos ‘La isla del encanto’, buscando destino en Manhattan, viviendo en un cuartito con un baño. Aun así, mamá me regaló un bongó’. Se le cayeron algunas lágrimas al recordar sus inicios.
Continué preguntando: ‘¿cómo llegaste al templo de la salsa?’. Suspiró y me dijo: ‘El ‘Judío maravilloso’, Larry Harlow, me dio la oportunidad desde la limpieza de instrumentos, hasta convivir entre voces y acordes. Seguí, ‘¿por qué ‘El niño bonito’?’, sonrió y me respondió: ‘Hasta para los ensayos me ponía chévere. Mi padrino Tommy Pacheco me pilló peinándome seguido y echándome cremas, y así me eternizó’.
La fama y vida agitada le cambiaron el rumbo, al borde de la perdición. Y fue el corista de su orquesta, el pastor Alex D’Castro, quien lo congrega en la iglesia ‘El nuevo testamento’ y grabando: ‘Buscando el amor’, a manera de alabanza.Ya convertido en hermano cristiano y con anteojos, nos dimos un sentido abrazo y mostrando nuestra primera foto. Con gratitud, sostuvo que al virtuoso músico chalaco Mita Barreto le bastaron tres cuerdas para ser el favorito en las giras con los ‘monstruos’ de la Fania.Luego nos fuimos a comer ‘Choritos a la chalaca’, y esa vez levantó un vaso con chicha morada heladita y exclamando: ¡¡Salud, Chim Pum Callao!!’”. Pucha, el señor Malcom siempre junto a grandes cantantes que marcaron décadas. Me voy, cuídense.
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Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un plato grande de olluquito con charqui, arroz blanco, rocotito molido y, para calmar la sed, se pidió una jarra de agüita de manzana heladita. “María, llegó a la Redacción, mi amigo, el gran periodista y marketero ayacuchano, Malcom Mendocha. ‘Gary, recuerdo mucho a Ismael Miranda, ‘El niño bonito de la salsa’, quien llegó al Perú convertido en la nueva estrella de Fania Records, para estrenar en la ‘Feria del Hogar’ su disco ‘No me digan que es muy tarde’.
Como promotor, lo atendí en su irresistible deseo: conocer el Callao. En la puerta del hotel ‘Sheraton’ se había congregado una multitud y los sorprendió cantando ‘Abran paso’, para abordar su limusina y exclamó: ‘¡Óyeme brother, no estoy en suelo ajeno, qué gente para más sabrosa. Echa pa’ lante, Malcom’, dijo muy contento el intérprete boricua del exitazo ‘María Luisa’.
Camino al primer puerto, me llamó la atención su gruesa cadena de oro, con dos vueltas en el cuello y ¡una medalla partida! Confesó: ‘Panita, es un pacto con mi ‘amol’. La otra mitad, la tiene puesta ella. Cuando regreso a casa, las unimos en nuestro pecho caliente’.
‘¿Qué marcó tus inicios?’, pregunté. Con voz entrecortada contó: ‘Por nuestra pobreza dejamos ‘La isla del encanto’, buscando destino en Manhattan, viviendo en un cuartito con un baño. Aun así, mamá me regaló un bongó’. Se le cayeron algunas lágrimas al recordar sus inicios.
Continué preguntando: ‘¿cómo llegaste al templo de la salsa?’. Suspiró y me dijo: ‘El ‘Judío maravilloso’, Larry Harlow, me dio la oportunidad desde la limpieza de instrumentos, hasta convivir entre voces y acordes. Seguí, ‘¿por qué ‘El niño bonito’?’, sonrió y me respondió: ‘Hasta para los ensayos me ponía chévere. Mi padrino Tommy Pacheco me pilló peinándome seguido y echándome cremas, y así me eternizó’.
La fama y vida agitada le cambiaron el rumbo, al borde de la perdición. Y fue el corista de su orquesta, el pastor Alex D’Castro, quien lo congrega en la iglesia ‘El nuevo testamento’ y grabando: ‘Buscando el amor’, a manera de alabanza.Ya convertido en hermano cristiano y con anteojos, nos dimos un sentido abrazo y mostrando nuestra primera foto. Con gratitud, sostuvo que al virtuoso músico chalaco Mita Barreto le bastaron tres cuerdas para ser el favorito en las giras con los ‘monstruos’ de la Fania.Luego nos fuimos a comer ‘Choritos a la chalaca’, y esa vez levantó un vaso con chicha morada heladita y exclamando: ¡¡Salud, Chim Pum Callao!!’”. Pucha, el señor Malcom siempre junto a grandes cantantes que marcaron décadas. Me voy, cuídense.
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