Este Búho tiene a Norman Mailer (Nueva Jersey 1923-Nueva York 2007) no solo como uno de sus escritores favoritos, sino que también lo admiro como el ciudadano comprometido a muerte con los cambios estructurales que urgían en la anquilosada y racista sociedad norteamericana de finales de los sesentas. Marchaba con los afroamericanos a favor de los derechos civiles y protestaba en contra de la guerra de Vietnam.
El escritor también cubre las cruciales convenciones de los partidos Demócrata y Republicano para las elecciones presidenciales. En 1967 participó como periodista y como militante en la histórica ‘Marcha sobre el Pentágono’, cuyo reportaje se convertiría en un libro, ‘Los ejércitos de la noche’, trabajo por el cual el célebre poeta Robert Lowell lo calificó como ‘el mejor periodista de América’.
Se acaba de reeditar su libro de ensayos ‘Caníbales y cristianos’ (1966) donde se incluye el reportaje sobre aquella trascendental convención. El escritor viajó a California y recorrió durante cuatro días las calles de San Francisco y los pasillos del hotel donde se realizó la convención. Merodeaba por los bares, el sauna, hasta los baños escuchando comentarios, opiniones, cuchicheos y confidencias de los delegados del partido conservador, quienes iban a elegir a Barry Goldwater como aspirante republicano a la Casa Blanca.
Su visión del cónclave dio como fruto una extraordinaria crónica que fue incluida en su libro ‘Caníbales...’. Allí retrató con sagacidad asombrosa el ascenso de Barry como su caudillo y su triunfo fue el del ala más ultraconservadora y beligerantemente opositora a la lucha por los derechos civiles y la democratización de una sociedad clasista y racista en Norteamérica.
Norman acuñó por primera vez las siglas WASP (en ingles: White, Anglo-Saxon and Protestant; en español: ‘Blanco, Anglosajón y Protestante’) para definir a los republicanos reaccionarios que ponían todas sus esperanzas en un ‘águila conservadora’ como Goldwater para que liquidara el avance progresista en la costa oeste. Tenían esperanza de que su candidato derrotara al demócrata Lyndon Johnson, quien reemplazó al asesinado presidente J.F. Kennedy.
Perdieron las elecciones estrepitosamente, pero a los ojos del novelista, allí se sentaron las bases del conservadurismo con connotaciones racistas que más tarde abrazarían los electores de Ronald Reagan y ahora de Donald Trump. ‘Los WASP -escribía Mailer- estaban llenos de desperdicios psíquicos que no podían dejar atrás. Ellos habían colonizado el oeste, se habían ganado al país y ahora lo estaban perdiendo a manos de los inmigrantes que habían venido después, y de los descendientes de los esclavos’.
Así retrata el combativo escritor el sentimento de hartazgo de la mayoría blanca anglosajona de esa época frente al crecimento de la inmigración latina y el avance civil de los afroamericanos, cuyo pico más alto significó la histórica ley de los derechos civiles de 1964 que puso fin a la segregacion racial en instituciones públicas.
Y termina sentenciando: ‘Los WASP tienen la sensación de estar siendo desplazados por los negros y los latinos, y se mezcla con el odio a las ideas progresistas que impulsaba el este y que, desde su punto de vista, erosionan sus valores tradicionales’.
Pero el judío combativo tuvo peores batallas en el terreno pasional: detestaba los métodos anticonceptivos y tuvo nueve hijos de seis matrimonios. En una noche de tragos, hierba y rocanrol en una fiesta en su departamento, apuñaló con un cortapapeles a su esposa de ascendencia peruana, Adele Morales, quien consumó su venganza publicando el libro ‘La última fiesta’, donde ajusta cuentas con su exesposo.
Dos veces ganador del Premio Pulitzer, en 1958 desafió a una pelea a puñetazos al escritor William Stayron, porque se burló de Adele. Con Truman Capote vivió una relación tormentosa de amor-odio. Primero se burló de la ‘novela no ficción’ de Capote, ‘A sangre fría’. Pero años después él mismo escribió la tremenda ‘novela de no ficción’ ‘La canción del verdugo’ (1977) sobre un condenado a muerte, la que le valió para ganar el Pulitzer.
Truman estalló: ‘Norman me plagió. Tardé siete años en investigar y escribir ‘A sangre fria’ y Mailer en solo meses y con recortes de periódicos’. El oriundo de Nueva Jersey fue voceado al Premio Nobel de literatura, pero su vocación de ‘busca bronca’ compulsivo llevó al ring nada menos que a las feministas radicales, que cada año hacían plantones en su contra en las calles de Estocolmo, por si los miembros de la Academia Sueca intentaban otorgarle el premio que hubiera sido largamente merecido.
El eterno peleador murió a los 84 años y lo que no pudieron hacer presidentes, políticos, enemigos literarios o feministas, solo pudo hacerlo una enfermedad al pulmón que lo derrumbó en 2007. Apago el televisor.