Este Búho habrá nacido de noche, pero no anoche, y pienso que en política nada es casualidad. Sobre todo en un hecho concreto: ni bien el colaborador eficaz, el ‘empresario’ Zamir Villaverde, fue liberado del penal de Ancón por orden de un juez, fue víctima de un burdo reglaje en las afueras de su domicilio.
Más información Mafias, testigos y soplones
Como Villaverde maneja una agencia de seguridad no le fue difícil filmarlos y hasta encaró a los individuos. Luego en el programa de Phillip Butters se confirmó que pertenecían al Ministerio del Interior y sus ocupantes al Servicio de Inteligencia. La mafia tiene tentáculos largos y está utilizando a los servicios de Inteligencia y la propia Policía para amedrentar a testigos como Zamir y Karelim López.
¿Por qué no utilizan todos esos recursos en buscar a los prófugos Juan Silva, el sobrino Fray o Bruno Pacheco? Esos policías encubiertos me hicieron recordar el papel del siniestro coronel Roberto Huamán Azcurra, quien se encargaba de ‘producir’ los famosos ‘vladivideos’ de Montesinos en la salita del SIN, a diferencia de los de ‘inteligencia’ en La Molina, que resultaron más monses y fueron descubiertos al toque, por lo que tuvieron que huir ¡en sentido contrario! El gran escritor de novelas sobre espías John Le Carré se hubiera vuelto a morir si viera a esos ‘agentes’ tan torpes. Toda esta sumisión de ministros sobones al presidente Castillo, así como los jefes de la Policía, me hacen recordar a la década del noventa, cuando los jefes de la Policía y el ministro del Interior se ponían de rodillas en el régimen de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, quien tenía comiendo de su mano a los más altos mandos militares, los que temblaban si no cumplían sus delictivas órdenes.
UN TRAIDOR ORDENABA A GENERALES
Era una situación alucinante: las cabezas del Ejército, Marina y Aviación le besaban la mano al asesor en la sombra del Servicio de Inteligencia. En 1999, creyendo que la dictadura sería eterna, hasta le firmaron una vergonzante ‘acta de sujeción’. El ‘Doc’ había sido un oscuro capitán de artillería expulsado del Ejército en 1976 por traición a la patria al venderle secretos de Estado a la CIA norteamericana. Su fotografía estaba pegada en todos los cuarteles y dependencias militares y su entrada estaba terminantemente prohibida porque era considerado ‘riesgo nacional’.
Él se dedicaba con relativo éxito a defender a narcotraficantes por sus contactos en el Poder Judicial, donde ya ensayaba su predilección por corromper. Pero en 1990 se le presentó la Virgen al conocer al candidato a la segunda vuelta Alberto Fujimori, al que resolvió problemas judiciales que lo atormentaban. De la noche a la mañana, con el ‘Chino’ en la presidencia, se convirtió en el dueño de los cuarteles. Montesinos se convirtió en un saqueador de las instituciones militares junto a sus socios, el general Nicolás Hermoza Ríos, comandante general del Ejército (1992-1998), y José Villanueva Ruesta, su ministro del Interior y luego comandante general del Ejército (1999). A Hermoza Ríos lo condenaron a 25 años por diversos delitos, incluido homicidio, se le encontraron millones de dólares en bancos europeos y sigue en prisión.
Cuando Fujimori huyó y se destapó la putrefacta olla de corrupción, solo el ‘Chino’ huyó y se puso a buen recaudo en Japón. ‘Vladi’ se convirtió en una rata apestada y lo botaron de Panamá y cayó en su madriguera venezolana solo, aterrorizado de que lo maten sus propios ‘cuidadores’. Villanueva Ruesta pretendió fugar por Ecuador, pero fue capturado y condenado a diez años de prisión y se le confiscaron varias cuentas millonarias en bancos suizos. Una de las antiguas amantes y cajera del ‘Doc’, la ‘Pollito’, Matilde Pinchi Pinchi, fue quien precisamente lo hundió ante los jueces: “En épocas de reelección ingresaban al Servicio de Inteligencia nueve millones de dólares al mes, plata robada de instituciones del Estado, de la caja militar policial, de las cutras por compra de armamento chatarra o el narcotráfico. Todo era para pagar a congresistas tránsfugas, diarios chicha, jueces, dueños de canales o periodistas ‘mermeleros’.
Pinchi Pinchi declaró eso en el juicio, en la misma cara de Vladi, que la miraba con odio. Y la ‘Pollito’ continuó: “Al principio poníamos el dinero en cajas de leche, pero cuando ya eso rebalsó, compramos una caja fuerte gigante”. No ha pasado ni un año y vemos un gobierno donde están investigados por la Fiscalía por danza de millones: el presidente, su esposa, su cuñada-hija, sus sobrinos y sus amigotes, como Pacheco o Silva. En ningún país de la región se ha dado el caso que una familia de mafiosos, que se hacen los pobrecitos, gobierne un país. Apago el televisor.
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