Este Búho cree que es una fuente inagotable de historias por contar. Alcanzó la fama a los 24 años con la publicación de libros como ‘La ciudad y los perros’ (1963). Sus novelas han marcado la literatura contemporánea y por ello alcanzó el Premio Nobel de Literatura en el 2010. Pero no es ningún secreto que, además de la literatura, otra de sus grandes pasiones fueron las mujeres.

Se casó y divorció dos veces, y en todas sus relaciones les fue infiel a sus parejas con aventuras pasajeras. Su romance más famoso fue el que mantuvo con la socialité Isabel Preysler, quien fue esposa del divo Julio Iglesias. Pero el primer escándalo que protagonizó Varguitas se produjo muchos años antes cuando siendo un joven escritor de 19 años decidió casarse con su tía.

Precisamente, hace poco releí ‘La tía Julia y el escribidor’ (1977), basada en experiencias personales. En la obra presenta la demoledora crítica a cierto tipo de escritor que escribe a destajo, se pierde en el hilo de sus enrevesadas historias, pero mantiene en vilo a las masivas audiencias de los radioteatros.

El ‘escribidor’ es el boliviano Pedro Camacho. Los avatares de un joven, de 19 años, por casarse con su tía política boliviana Julia Urquidi, diez años mayor que él, contra la voluntad de su cavernícola padre y la mayoría de su familia. Una historia de amor con todas sus letras. La novela termina cuando ambos viajan recién casados a Madrid. El arequipeño le dedicará el libro a pesar de que llevaban más de quince años divorciados. También le cede los derechos literarios de la novela.

Julia, en ese tiempo, era una dama cincuentona que conservaba los atractivos que desquiciaron al bisoño novelista. Si la tía Julia no había protestado por la publicación de la novela, ¿por qué seis años después publicó un libro de respuesta titulado ‘Lo que Varguitas no dijo’ (1983)? Ahí ataca al novelista y cuenta detalles íntimos de cómo su matrimonio se vino abajo por culpa de su sobrina Patricia, la hija de su hermana Olga, jovencita que llegó a Londres a estudiar inglés y se alojó en la casa del matrimonio Llosa-Urquidi.

Según Julia, lo que motivó su reacción visceral fue que Mario en 1981 vendió los derechos de televisión a la cadena Caracol para una telenovela con la peruana Gloria María Ureta como Julia, donde la retrataban como ‘una robacunas’, una mujer ‘enferma de los celos’. “No iba a permitir que otra vez me utilice, se burle de todo lo que di por él”.

Julia tuvo muchos problemas para publicar el libro. Mario —futuro premio Nobel de Literatura (2010)— había publicado en 1981 su monumental ‘La guerra del fin del mundo’ y estaba en la ‘cresta de la ola’. Además, tenía tres niños a los que podía afectar ver descrita a su madre, Patricia, como una ‘rompematrimonios’. Por eso usó toda su influencia y ninguna editorial grande o pequeña de España, México o Argentina se atrevió a publicar el libro de Julia.

 Solo una misteriosa editorial boliviana, Khana Cruz, publicó ‘Lo que Varguitas no dijo’. Julia empieza la historia con la pierna en alto y también abre su corazón y confiesa que en modo alguno llegó a sospechar que, a su lado, ‘habrían de transcurrir los años más felices e intensos de mi vida y también los momentos de mayor tristeza, desencanto y amargura que cualquier mujer pueda soportar’.

Era alta, buenamoza, con garbo, y el que menos la enamoraba. Cuando la tía Julia aceptó la propuesta de un jovencito alto, flaco, pero brillante, de apenas 19 años —menor de edad en esa época—, nadie presagió que a los pocos meses terminarían casándose a escondidas de la familia, al sur de Lima, en un pueblito llamado Grocio Prado. El único que los ayudó en esa temeraria odisea fue su querido amigo, el ‘gordo’ Javier Silva Ruete, futuro ministro de Economía, ya fallecido.

La Tía Julia y su papel en la carrera de Vargas Llosa

Según el libro, Julia jugó un papel importantísimo en la carrera de Mario, ya que corregía por las noches las faltas ortográficas y conversaba con él sobre la verosimilitud de los personajes de ’La ciudad y los perros’. Ella cuenta que fue la primera en recibir la noticia sobre el premio Biblioteca Breve y, además, fue quien lo animó a presentar la novela al concurso. “Yo tenía la absoluta seguridad de que Mario ganaría el premio (...) sería su primer paso al camino que tendría que recorrer (...) Pero la fama, el éxito y el dinero llegaron junto con infidelidades que no podía ocultar”.

Julia señala de Mario: “Si quiero ser sincera hasta el final, tengo que agradecerle algo. Me enseñó mucho en la vida; con él conocí el amor por el amor, conocí muchos aspectos del ser humano... Pasé por todas las etapas de los sentimientos y pasiones, mentiras y humillaciones. Me quedo sin rencores, me quedo limpia y con fe en el futuro...”. Apago el televisor.

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