Este Búho comparte la desesperación de la gente por la ola delincuencial que asola al Perú. Y todavía la presidenta Dina Boluarte y sus ministros se preguntan por qué tienen solo tres por ciento de aprobación. Es que simplemente este Gobierno no soluciona los graves problemas del país.
Es increíble que estén matando a choferes de buses y mototaxis por unos miserables cupos. Que otros malditos arrojen una granada en el frontis de una empresa de transporte público dejando seis heridos graves. Así no se puede vivir. Con Pedro Castillo llegó Dina Boluarte y ambos, elegidos por los votos de los ‘dignos’, han resultado un desastre para el país. Estamos en una crisis sin precedentes. Los malditos extorsionadores se ríen del estado de emergencia, pues siguen asesinando y baleando buses. Esta situación es insostenible. La convulsión social que estamos viviendo es de consecuencias imprevisibles. Pero lo que llama la atención y preocupa es que en el Gobierno no haya nadie capaz de calibrar este grave estado de cosas en su real dimensión. El país está viviendo una salvaje ola de crímenes de la delincuencia como nunca antes se ha visto, así que las autoridades no pueden seguir tomando las decisiones de siempre para solucionar el problema. Hacer eso no solo es ingenuo, sino irresponsable y hasta criminal porque las consecuencias las pagan miles de peruanos humildes con su vida.
Urge adoptar medidas de emergencia reales, no solo una declaratoria de emergencia retórica, pues ya se cumplieron sesenta días y estamos viendo que las cucarachas criminales se ríen y siguen matando. Tienen que salir los militares a las calles, pero en buen número. No como en este momento, que solo hay unos cuantos parados en alguna estación del Metro de Lima no sé con qué objetivo, pues que se sepa nadie extorsiona a los conductores del tren. La población reclama militares en las calles, pero que no estén solos, sino que acompañen a la Policía, a la que deben dar apoyo. La presencia de soldados armados, sobre todo en las zonas críticas que la Policía tiene identificadas, va a dar más tranquilidad a la población y de todas maneras será un disuasivo para las lacras delincuenciales.
En la actualidad, nuestro sistema de justicia, y algunas organizaciones malignas, velan más por los derechos de los hampones que extorsionan, torturan y matan, que de los ciudadanos honrados y de policías. Hoy lo normal es soltar fácilmente a los delincuentes, incluso los que fueron capturados en flagrancia, cuando debería ser al revés. Lo raro debería ser que salgan libres, pues jueces y fiscales deben entender que son una grave amenaza para hombres, mujeres y niños.
También se debe limpiar a la Policía de los malos elementos y dar aumentos de sueldo y bonos a los agentes que hagan méritos. Hace unas semanas se anunció que se destinaban más de tres mil millones de soles para construir cárceles. Estamos en una situación tan grave que ya deberían haber empezado las obras para acabarlas en tiempo récord. Acá no puede haber el pretexto de la burocracia, que retrasa incluso por años el inicio de cualquier trabajo. Lurigancho y otros penales en el país son las ‘universidades del delito’. Para estos extorsionadores, sicarios y los que atacan a la gente que viaja en buses no hay readaptación posible. Son asesinos por naturaleza y no deberían estar con presos comunes y purgar cadena perpetua. Es imperativo enviarlos a un penal de máxima seguridad, como Challapalca, para que se mueran de frío y tengan una visita al mes y solo media hora de patio, y las demás horas estar encerrados en su celda unipersonal con solo un colchón de cemento y un bañito.
No puede ser posible que en el Perú los violadores, asesinos de niños, extorsionadores y secuestradores sean mantenidos en las cárceles por el Estado con plata de los impuestos de todos los peruanos. La delincuencia está desbordada y este Gobierno inepto no tiene la solución. Apago el televisor.
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