Este Búho camina por las calles del centro de Lima y de pronto, en un escaparate de cristales plomos por el smog, observo el nuevo libro de Fernando Ampuero: ‘Tanta vida yo te di’ (Editorial Tusquets). El título evoca al bolero ‘Sabor a mí’, escrito por el mexicano Álvaro Carrillo, pero inmortalizado por la estremecedora voz del ‘Sol de México’, Luis Miguel. Conversando con el librero caemos en cuenta sobre la productividad de Ampuero, quien constantemente sorprende con nuevas publicaciones. ‘Es una máquina’, dice para soltar una carcajada. A sus 75 años, el también periodista, se mantiene activo y sacándole el jugo a su talento narrativo, para beneplácito de sus lectores. Esta vez acaba de entregar una obra interesante, por ratos divertida, por ratos tierna, pero también con pasajes cotidianos, crudos y sinceros. ‘Este volumen reúne un puñado de inquietantes historias de amor y desamor’, advierte el autor en el prólogo del libro. Y así es, los cinco cuentos que conforman esta obra abordan el amor en sus diferentes matices y formas. Ese amor magullado, por ejemplo, en la historia de una mujer que, plantada por su amante, a quien esperaba ilusionada para una velada romántica, le hace una plegaria a su vecino ‘me queda un deseo: bailar...’. Él, sorprendido por la petición, pero consciente del corazón roto, acepta. En la oscuridad y en la soledad, pues ambos han quedado atrapados en sus casas debido a los huaicos de aquel verano en Punta Hermosa, danzan al ritmo de un bolero: ‘tanta vida yo te di... que por la fuerza tienes ya... sabor a mí’.
También va del amor reprimido en la historia de un hombre de apellido aristocrático, millonario, de modales conservadores, pero que un día se libera de todas esas ataduras y se pierde en las caderas de una bella argentina. Producto de ese romance desenfrenado nace un niño, con quien decide cortar cualquier tipo de vínculo para salvar las apariencias. Pasado los años, el hijo busca al padre para reclamar su apellido. Aunque parece haber afinidad entre ambos, el amor no ha echado raíces y no florece. También va del amor enfermizo, cuando un hombre atormentado por las sospechas busca a un detective para que investigue a su esposa. Este destapa los enredos extramatrimoniales de la mujer y propone una ‘solution mix’ para corregirla y encauzarla. El desenlace sorprende. Para este columnista, la cereza del pastel es el último texto del libro, una crónica que Ampuero rescata de su archivo. En ella relata las noches salvajes de bohemia. Describe con estupendo detalle ambientes, escenas y personajes. “La bohemia es una forma de expansión. Algunos la odian, es cierto, ya que no beneficia a todos por igual. De la multitud de bohemios, solo pocos sobreviven como escritores o artistas; los demás naufragan. El secreto para salvarse consiste en tomar la bohemia como una segunda educación, una escuela”, sentencia magistralmente Ampuero. Sin duda, se trata de un libro redondo, que cumple con su objetivo: emocionar, cuestionar y reflexionar. ¿Es el amor el sentimiento perfecto? No lo creo. Mientras escribía esta columna recordé una pequeña charla que tuvimos en Arequipa, en donde coincidimos en un evento cultural al que yo fui a cubrir y él a exponer. Entonces le pregunté si como escritor tenía un pendiente y él, alto y delgado como un eucalipto, con su barba blanca y apoyado en su bastón, respondió: “No lo sé. Soy ese tipo de escritor que descubre pendientes cuando se sienta a escribir; ha de ser porque me gusta la improvisación en el jazz”. Apago el televisor.
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