Este Búho lee que en diciembre de este año se estrenará la segunda temporada de la exitosa serie ‘El juego del calamar’. Precisamente un informe daba cuenta de que la producción nacida en Corea del Sur había sido vista por 132 millones de personas, habiendo generado un impacto en Netflix de 891 millones de dólares. Recuerdo que la vi con mi bol de canchita. Fue una maratón de largo aliento.
No puedo negar que la trama engancha desde el inicio y que, a pesar de ser una ficción, el espectador puede sentirse identificado con los personajes de la serie. Son hombres y mujeres asfixiados por las deudas, que viven al margen o perseguidos por la ley, sin más salidas que morir o desaparecer antes de ser ajusticiados por sus acreedores.
Algunos sin valores y otros desahuciados. Estos personajes son reclutados por una secta sádica, que los ha seleccionado porque son personas que no tienen nada que perder. Parias en el mundo. Durante su estadía en una isla secreta deberán participar en diversos juegos infantiles: ‘luz roja, luz verde’, ‘el panal’, ‘la cuerda’, ‘las canicas’, ‘puente de cristal’ y el ‘juego del calamar’.
Quien pierda morirá salvajemente. Quien gane se llevará a casa millones y millones de wones (moneda surcoreana) con los que podrá saldar sus deudas y tener una vida de placeres. Esta sangrienta producción oriental está protagonizada por el veterano actor Lee Jung-jae, quien interpreta a Seong Gi-hun, un adicto a las apuestas que, además de tener una deuda imposible de pagar, necesita dinero para poder darle a su hija una vida digna e impedir que se la lleven a Estados Unidos.
Asimismo, requiere costear el tratamiento de su madre, quien sufre de diabetes y está a punto de perder el pie. A pesar de ello, es una persona con sentimientos, leal y un tanto ingenua. Empujado por la desesperación acepta participar en el juego.
Allí, en el grupo de participantes, se encontrará sorpresivamente con Cho Sang-woo (Park Hae-soo), su amigo de infancia, el hombre más respetado del barrio por haber asistido a la mejor universidad surcoreana y que, se supone, tenía un alto cargo en un banco. La realidad era que había ‘caminado chueco’ y tras robarle a sus clientes era perseguido por la Policía.
Cho Sang-woo es un hombre calculador, frío, ambicioso. Ambos entablarán una sociedad para protegerse durante toda la serie. También se rescata la participación de la bella Jung Ho-yeon, que debuta en la actuación con el papel de Kang Sae-byeok. Su personaje es una migrante de Corea del Norte. Tiene a su pequeño hermano en un orfanato. Para sobrevivir se dedica a robar carteras. Necesita dinero para poder rescatar a su madre. Otro personaje resaltante es el que hace Oh Young-soo como Oh Il-nam, el concursante más viejo de ‘El juego del calamar’. Ha llegado allí luego de que le diagnosticaran un tumor cerebral. Sin embargo, su historia dará un giro al final de la serie que sorprenderá a todos.
Casi al terminar de verla uno se puede preguntar si acaso cualquier humano no arriesgaría la vida con tal de ganar una fortuna. ‘El juego de calamar’ tuvo nueve capítulos. Todos cargados de sangre. Mucha sangre. Se puede ver la serie completa en un par de días, como lo hizo este columnista.
Pero a su creador, el director coreano Hwang Dong-hyuk, le costó 10 años concretar su idea por falta de presupuesto. Cuando la multinacional Netflix conoció el proyecto y lo estudió de inmediato, supo que sería un ‘golazo’. Entonces no dudaron en financiarlo. Fue una de las series más vistas en su plataforma. Ahora ya se sabe que habrá segunda temporada. La sangre está garantizada. Apago el televisor.
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