Este Búho lee que el chavismo venezolano cumplió 25 años en el poder, los últimos once liderados por ese ‘burro’ llamado Nicolás Maduro, tras la muerte de Hugo Chávez. La pesadilla es interminable en ese país hermano. Lo digo porque este dictador de pacotilla ya oficializó su intención de seguir en el poder y lo más probable es que sea reelecto si controlan todo el poder.
¿Alguien cree que en ese país puede haber elecciones libres y democráticas? Hace poco excluyeron a la líder de la oposición María Corina Machado, favorita en las encuestas. Como casi todos los peruanos, tengo familia y amigos en el extranjero. Pertenecen a esa masa de compatriotas que, debido al terrorismo y la crisis económica de los años ochenta, viajaron hacia otros países en busca de un futuro mejor.
Se calcula que fueron alrededor de 200 mil peruanos los que llegaron a Venezuela, huyendo de la inflación y de las interminables colas para comprar un kilo de azúcar. Pienso en la teoría del eterno retorno que planteaba el filósofo Nietzsche.
En ella sostenía que todos los acontecimientos del mundo se repiten eternamente, una y otra vez por siempre, de ahí los famosos ‘déjà vu’. Parece un espejismo de nuestra historia de hace treinta años.
Por eso, releo con asombro un informe especial que publicó Trome, antes de la elección entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori, en donde varios migrantes venezolanos en Perú cuentan la realidad que vivieron bajo el régimen de Maduro.
Muchos de los entrevistados admitieron que confiaron alguna vez en el discurso comunista, que se dejaron endulzar por un candidato en boina que ofreció a la clase pobre más empleo, mejor educación y salud, equidad social. Pero como sucede en todo el mundo, durante toda nuestra historia, ese modelo que propuso solo fue una excusa para entornillarse en el poder, para destruir la economía y, en consecuencia, generar desempleo, miseria, crimen.
Venezuela: “Los pobres se hicieron más pobres”
“Los pobres se hicieron más pobres”, dice una entrevistada y lo retrata con ejemplos: “Con la crisis muchas veces salíamos a la calle a pedir a las amistades que nos regalaran, aunque sea, un kilo de arroz. Muchas veces teníamos que comer el cuero de carne, hacerlo guisado. Otros días teníamos para comprar un kilo de yuca y eso almorzábamos todos”.
Si antes el sueldo mínimo en Venezuela alcanzaba para pagar el alquiler de la casa, la comida y los servicios básicos, hoy apenas para un cartón de huevos. ¿Y cómo hacen después? Esas escenas que nos muestran los documentales y reportajes son verídicas: niños, adultos y ancianos buscando en la basura trozos de fruta o verduras para cocinarlos en casa.
Otros más avezados se dedican al robo y el secuestro. Con el comunismo se expropiaron empresas, bajo la administración pública, muchas fracasaron u ofrecen servicios totalmente deficientes. Los servicios de luz y agua se paralizan durante días y semanas, y dejan a la intemperie a los venezolanos.
¿Se imaginan dar a luz y que las incubadoras no funcionen por falta de energía eléctrica? Eso es lo que sucede en los hospitales de nuestros vecinos del norte. En las grandes ciudades turísticas, como la Isla de Margarita, ahora solo viven del recuerdo de aquellas épocas en que recibían cientos de miles de turistas de todas partes del mundo.
Los profesionales, con maestrías y doctorados, han decidido llevar sus conocimientos a otros países, por eso las universidades no tienen maestros. El acceso a Internet es un lujo que solo los ‘enchufados’ al poder pueden darse. Los enfermos no tienen dinero para comprar y si lo tienen, hay desabastecimiento de medicinas. Entonces recurren al mercado negro, pero allí todo cuesta el doble, el triple. Ni siquiera quienes trabajan para el Estado tienen estabilidad económica, pues sus sueldos no superan los tres o cuatro dólares al mes.
La gran mayoría que decidió migrar lo ha hecho por tierra. Algunos en buses, otros a pie. Las mujeres exponiéndose a abusos sexuales, los niños al frío y el hambre. Han cruzado trochas ilegales, guiados por traficantes. Han sido asaltados y humillados.
“Los cubanos nos advirtieron, los cubanos nos dijeron ‘ustedes van por el mismo camino’, ‘van a hacer cola’, y no les hicimos caso”. Acá tuvimos a Pedro Castillo, quien prometió ‘no más pobres en un país rico’ y terminó preso por golpista y ladrón. Ahora Jorge Salas Arenas da ‘luz verde’ a Antauro Humala para que postule a la Presidencia y nadie hace nada. Dios nos libre de terminar así. Apago el televisor.
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