Este Búho tiene más de 30 años en este oficio. Empecé a escribir con las nostálgicas máquinas Remington, sin internet, sin celulares inteligentes ni redes sociales, pero no por eso soy ajeno a las tendencias de los más jovencitos. Mis sobrinos y ‘cachorros’ están entrando a la edad de la pubertad y por eso escucho su música, veo sus series y leo sus libros.
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No tengo miedo de meter mis narices en tierras inhóspitas. Es así como llegué hasta la escritora de moda: la mexicana Flor M. Salvador, un boom en la plataforma Wattpad.
Su éxito es rotundo: tiene más de 60 millones de lecturas en dicha aplicación. Pero su trascendencia va más allá y es paradójica. Ha pasado del mundo digital al mundo real. En tiempo en los que el papel pasa a una pantalla, Flor M. Salvador ha logrado lo contrario, llevar sus textos virtuales al papel.
Un fenómeno que sorprende a los fatalistas de la imprenta. Hasta ahora ha vendido más de 300 mil libros físicos y sus presentaciones en ferias del libro generan alboroto, tumulto, histeria. Como siempre digo, soy un lector curioso, todoterreno, sin fronteras ni reparos. Disfruto tanto un clásico de la literatura universal como un libro juvenil de dark romance.
Tentado por la curiosidad, descargué la tan famosa aplicación de libros y navegué sin miedo. Pude ver que, como TikTok, aquí cualquiera puede publicar sus escritos, cualquier día, en cualquier hora y totalmente gratis.
El escritor interactúa en tiempo real con sus lectores. No existe un filtro entre el autor y su público. Es un vínculo directo. No hay editoriales de por medio, ni correctores de estilo, ni marketing.
BOULEVARD
Allí hallé ‘Boulevard’, de Flor M. Salvador. Se trata de un drama juvenil con los ingredientes clásicos: amor, rebeldía, tragedia. Todo transcurre en una escuela de. Allí Hasley, una muchachita de vida tranquila, curiosa y enamoradiza, conoce a Luke, un bad boy adicto a las drogas, vago, transgresor, amante de Pink Floyd, Green Day y Simple Plan.
A pesar de que en un inicio el encuentro es tenso, pues provienen de mundos diferentes y las amistades de Hasley se oponen, ambos crearán un vínculo que se complementará por los vacíos que tienen y necesitan llenar. Él arrastra problemas familiares que ha tratado de esquivar o tapar con el consumo de estupefacientes, mientras que ella proviene de una familia disfuncional.
Luke notará que a Hasley no le importa su presente ni su pasado, ni mucho menos sus defectos, que a pesar de todo aquello está a su lado, no lo abandona. “La elegí a ella porque cuando mi camino se tornó oscuro, se puso a mi lado y caminó conmigo entre las sombras de mi pasado y me enseñó cómo volver a brillar”, diría el protagonista.
Mientras que Hasley verá en él a un muchacho hundido, sin luz, sin rumbo. Pronto esa amistad se convertirá en amor. Un amor apasionado, lleno de vivencias que ni el uno ni el otro había experimentado. Un amor adolescente, digamos. Un amor sin ese romanticismo clásico de las novelas empalagosas.
Por eso mismo, en el prólogo del libro se advierte: “Luke y Hasley no eran el prototipo de una pareja perfecta. Sin embargo, ellos le pusieron definición a lo que crearon. Una historia de dos adolescentes que crean su propio boulevard ante la llovizna que hay en sus corazones, donde se entremezclan, por un lado, un azul cálido, y por el otro, un azul eléctrico, tiñéndose este por completo de un azul nostálgico. ¿Quién dijo que después de la tormenta sale el sol cuando puede haber un rayo?”.
El desenlace de la novela es totalmente dramático, inesperado y, según versiones que los mismos lectores dejan en los comentarios de Wattpad, muchos no pararon de llorar durante tres días. ‘Boulevard’ es uno de esos fenómenos que sorprende a las grandes editoriales.
A los viejos les digo que no miren con escepticismo, desdén o prejuicios, sino con tolerancia y mente abierta. Al igual que la colombiana Angie Ocampo, quien hace pocas semanas estuvo en Lima, o la misteriosa Gleen Black, que está próxima a pisar nuestras tierras para presentar ‘Skull Brothers Raze’, estas escritoras se han convertido en las nuevas referentes de la literatura de la generación Z, esa que viene a partir de 1994 y que, en vez de pan, llega con un smartphone bajo el brazo. Apago el televisor.