El Búho, hincha confeso de Los Beatles. (Foto: Press Photos)
El Búho, hincha confeso de Los Beatles. (Foto: Press Photos)

Este Búho tuvo la suerte de pasar su infancia y adolescencia en la mítica Unidad Vecinal Mirones. Pese a pertenecer al Cercado de Lima, Mirones era una especie de isla. No necesitábamos salir de la Unidad. Había supermercado, cine, canchas de fútbol y fulbito, paraditas, billar, parroquia y hasta un local de scouts.

Pero la gente de allí era deportista y le agradaba la música. En los parques, los patitas mayores sacaban sus guitarras y se ponían a cantar ¡canciones de los Beatles! Los ‘Guicaf’, en el Parque de la Amistad, ‘Los Peluquitas’ (los criollos hermanos Ardiles) en el parque de arriba. O los del coro de la parroquia: Pollo y compañía.

Todos interpretaban música de Hasta en el colegio Hipólito Unanue, a la hora del recreo, los de quinto año tenían una radio donde ponían rock todos los días. ‘Hey Jude’ y ‘Yesterday’ se escuchaban, mientras uno comía su pan con hot dog o palta con su agüita de manzana en el quiosco de don Pío.

Puedo decir que la música de los Beatles, y luego de Paul como solista, marcó mi juventud. Todas las chicas se morían por Paul, lo hacían más por su fama de ‘churro’, pero en realidad era un extraordinario compositor, junto a otro genio, John Lennon.

Ambos firmaban todas las canciones como ‘Lennon y McCartney’, pero hoy se sabe que esa solo era una marca registrada, que había canciones escritas por John y otras por Paul, pero firmaban a dúo. Por ejemplo, el himno imperecedero ‘Hey Jude’, la tierna ‘Michelle’, ‘Let it be’, ‘Blackbird’ y la rockeraza ‘Helter skelter’ pertenecen a Paul.

No podría comprender el fenómeno de los Beatles y la trayectoria de Paul si no fuera por mi mejor amigo del barrio, el flaco José García Rivera. Era un verdadero melómano. Todas sus propinas se las gastaba en música. Yo lo acompañaba a las tiendas del Centro de Lima de Héctor Roca. Pero para felicidad mía, se hizo fanático de los ‘Fabulosos de Liverpool’.

Paul McCartney y la separación de Los Beatles

No solo adquiría todos sus long plays: ‘Revolver’, el ‘Álbum blanco’, ‘Help!’ o ‘Let it be’. El flaco también se compraba libros. Me contaba las historias sobre las broncas entre Paul y John. “Los Beatles —me dijo con autoridad de profesor— ya se habían separado cuando sacaron su último disco ‘Let it be’ (1970)”. Allí nomás, Paul salió y anunció la separación del grupo. Y una semana después, salió a la luz su primer LP como solista, ‘McCartney’.

Por eso, Paul quedó como el malo de la película. Pero antes que él, ya John había formado su grupo Plastic Ono Band con su esposa Yoko Ono. George Harrison también estaba haciendo música como solista y Ringo Starr se había dedicado al cine, como actor de Hollywood.

“Más bien, Paul fue el último en hacer eso y fue honesto en anunciar algo que ya se daba en la práctica”. El flaco era una verdadera biblia. Con los años me hice periodista y todo eso que ‘bebí’ en la niñez y juventud me sirvió para mi oficio. Y para ir a conciertos.

Este columnista está emocionado al enterarse de que Paul volverá para dar otro concierto en Lima. Estuve en los dos que hizo en Perú. El primero (2011) ante ochenta mil personas en el Monumental, que lució majestuoso. En 2014, hace diez años, llenó el Estadio Nacional. Y espero estar también en el de octubre. Porque en octubre sí hay milagros. Apago el televisor.

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