Los recordados Anahí Cabrera y Antonio Salin, 'El jefecito'. (@gec)
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Este Búho lee un informe que revela que millones de peruanos ven ahora menos televisión y han migrado a las redes sociales. Por ello han aparecido tantos programas en y francamente algunos son bastante desechables. El otro día le preguntaron a la periodista Mávila Huertas cómo ejercía su labor en tiempos de redes sociales y dijo: Ante tanta información de gente que no es periodista, los verdaderos hombres de prensa van a ser esenciales, pues se necesita corroborar muy bien la información que se difunde.

Hay mucho ‘fake news’. Todos los días matan a alguien conocido. Eso será motivo de otra columna. Por ahora prefiero ingresar al túnel del tiempo y volver a los años maravillosos. La querida acaba de anunciar su retiro oficial de los escenarios. Ella fue durante muchos años la estrella de la televisión.

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Su competencia era Juan Salim —el hermano de Antonio Salim, ‘El Jefecito’ de ‘Risas y salsa’—, el ‘Tío Johnny’, quien, vestido con saquito de rayas amarillas y sombrerito de paja, cada tarde animaba a los niños a beber un delicioso y nutritivo vaso de leche que él saboreaba con una pegajosa musiquita de fondo. Esa, tal vez, sea la imagen que más perdura de él entre sus infantiles seguidores que hoy pasan los 50 años.

En 1971, Panamericana Televisión marcó época en el Perú y Latinoamérica con ‘Nino, las cosas simples de la vida’, la telenovela que alcanzó ‘picos’ de 50 puntos de rating y que protagonizaron el finadito argentino Enzo Viena, su compatriota María Aurelia Bisutti y Gloria María Ureta. También actuaban Osvaldo Cattone, Elvira Travesí, Noemí del Castillo, Arturo Puig (el de ‘Grande pa’) y muchas otras figuras.

Era la historia simple, cotidiana, del muchacho pobre, Nino (Viena), que vivía enamorado de Natalia (Bisutti), la joven del barrio guapa y altanera, decidida a casarse con Renato (Cattone), el dueño de la joyería donde trabajaba. Bianca (Ureta) era la mejor amiga de Nino, una joven lisiada, despreciada, que vivía enamorada de él en silencio. El esperado beso de ambos, al final de la novela, fue uno de los sucesos más esperados en el país y duró dos minutos.

Mis tías suspiraban conmovidas frente a nuestra antigua televisión a tubos Zenith en la Unidad Vecinal Mirones, cuyas calles en ese momento lucían vacías, porque se hacía justicia con la pobre Bianquita. Dos años antes, otro beso también paralizaba al país. María Ramos (Saby Kamalich) se casaba con el profesor Esteban (Braulio Castillo), en la telenovela ‘Simplemente María’ y, para la grabación de la boda, en una iglesia cercana al Estadio Nacional, fue invitado el público que desbordó las barreras.

Lograron cerca de 80 alucinantes puntos de rating. De 1967 a 1975 se emitió el programa cómico ‘El tornillo’, que arrasó. Allí se lucían Jesús Morales como ‘La solterona’, Jorge Montoro como ‘El poeta hippie’, Alex ‘El Mono’ Valle, la exuberante Camucha Negrete, poseedora del par de piernas más espectacular de esa época; Fernando Farrés, Antonio Salim y Efraín ‘Betito’ Aguilar, el que fuera exitoso productor de ‘Al fondo hay sitio’, entre otros.

A fines de los años setenta, Canal 7 sacó ‘Estrafalario’, donde actuaban el ‘Loco’ Ureta, el ‘Ronco’ Gámez, Alicia Andrade, Esmeralda Checa, el ‘Chino’ Yufra, Zulma Viola, el enanito Fernando del Águila, ‘Largo’, que hasta hace poco lo vi vendiendo golosinas en el jirón de la Unión. Apago el televisor.

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