Mis lectores saben que uno de mis autores de cabecera es (Andernach 1920-California 1994). Soy fiel lector del ‘viejo indecente’ desde que leí sus libros ‘La senda del perdedor’, ‘La máquina de follar’, ‘Escritos de un viejo indecente’ y ‘Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones’. Y me destornillé de risa ante sus novelas ‘Cartero’, ‘Factotum’ y mi preferida, ‘Mujeres’.

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El mismo ‘Hank’, como lo llamaban sus amigos, definió el universo de su literatura: ‘Me gustan los hombres desesperados, hombres con los dientes rotos y los destinos rotos. También me gustan las mujeres viles, las perras borrachas, con las medias caídas y arrugadas, y las caras pringosas de maquillaje barato. Me gustan más los pervertidos que los santos. Me encuentro bien entre marginados porque soy un marginado. No me gustan las leyes, ni morales, religiones o reglas. No me gusta ser modelado por la sociedad’.

Buceando bibliografía antigua sobre el maestro, me encontré con una entrevista poco conocida del año 1987, publicada en la revista ‘Crisis’. El autor es el novelista chileno Poli Délano. El latinoamericano se presentó en la legendaria casa del norteamericano: “Llegué a casa de los Bukowski en San Pedro (frente al mar de California) con el poeta David Valjalo, amigo común que había concertado la cita. Eran cerca de las nueve de la noche y nos abrió la bella Linda Lee, su compañera (luego su esposa y viuda), siglos más joven, risueña, jovial y aficionada a las comidas naturistas.

-Te han acusado de machista, le digo.

La respuesta que me dio podría ser la misma que da el ‘gran poeta’ de su cuento a su joven entrevistador, cuando le pregunta qué piensa sobre la liberación femenina: ‘En cuanto ellas estén dispuestas a lavar el auto, empujar el arado, perseguir a los dos tipos que acaban de asaltar la tienda de licores o limpiar alcantarillas de desagüe, en cuanto ellas se dispongan a que les vuelen las tetas de un balazo en el ejército, yo estaré listo para quedarme en casa y lavar los platos y aburrirme recogiendo hilachas de la alfombra’.

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‘Mujeres’ es una novela deliciosa, en la que el protagonista narra su vida erótica a partir de los cincuenta años, con un realismo bastante crudo que a ratos podría confundirse con la pornografía. Ágil, divertido, despiadado, va entregando paso a paso una verdadera galería de personajes femeninos que atentan un poco violentamente contra los postulados feministas. ‘Me acusan mucho por mis personajes favoritos’, me dijo Bukowski aquella noche. ‘Si pinto a una mujer que es basura, las feministas se me echan encima, mientras que si pinto un hombre que es basura, no me dicen nada’.

Bukowski en contra de las feministas

Definitivamente las feministas estuvieron en ‘guerra’ contra él, pero el novelista respondía parafraseando la celebre frase de Rhett Butler (Clarke Gable) en ‘Lo que el viento se llevó’: ‘Me importa un bledo’. El autor de ‘Hollywood’ encendió la hoguera cuando escribió en su libro ‘Se busca una mujer’ (1973): ‘Hay en mí algo descontrolado, pienso demasiado en el sexo. Cuando veo una mujer la imagino siempre en la cama conmigo. Es una manera interesante de matar el tiempo en los aeropuertos’.

No son pocas las que tildaron al autor norteamericano de misógino. Pero el cantautor español Coque Malla subió a su Instagram una fotografía del escritor acompañada de la siguiente frase: ‘Charles Bukowski: grosero, anárquico, borracho, mujeriego e inmoral. Todo un hombre’. Cientos de mujeres incendiaron su publicación con comentarios: ‘Interesante descripción de la masculinidad, mucho para reflexionar’; ‘Para mí, ver el video de la pelea de Bukowski con su novia fue muy revelador y, desde entonces, mi interés por su obra ha decaído profundamente. No me interesa. Es más, me asquea’.

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Entonces los blogs feministas y los medios lanzaron la bomba con cuestionamientos severos: ¿Reivindicar a Bukowski es machista?, ¿Es posible ser feminista y fan de Bukowski? se preguntaba el periodista mexicano Eduardo Bautista. El entrevistador chileno hace una sobrecogedora revelación que refleja el efecto de las historias del terrible Henry Chinaski, alter ego del novelista.

‘Hace tiempo, antes de conocer a Bukowski personalmente, cuando acababa de descubrirlo y incursionaba por primera vez en su lectura, se me ocurrió empezar a leerle en voz alta uno de los cuentos de ‘La maquina de follar’ a una escritora que me visitaba en Cuernavaca, México, donde viví algunos años. Antes de las dos páginas, mi amiga se levantó y me dijo con indignación que no siguiera y se dirigió al baño, a vomitar’.

Pero el recordado escritor hasta su muerte siguió enfrentándose a las feministas. ‘A ellas yo las llamo ‘máquinas de quejarse’. Las cosas con un hombre nunca están bien para ellas. Y cuando me tiran toda esa histeria, olvídate… Tengo que salir, agarrar el auto e irme. A cualquier lado. Conseguir algo para beber donde sea. En cualquier lado. Cualquier cosa menos otra mujer’. El maestro murió en 1994 y debe estar emborrachándose con Satanás. Apago el televisor.

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