Este Búho se emociona cuando observa el mensaje que mandó el ‘Tigre’ Ricardo Gareca una vez que se oficializó que ya no era más técnico de la selección peruana: era lacónico pero muy significativo e iba dirigido a millones peruanos: ‘Agradecido’, acompañado de una fotografía en blanco y negro, donde se le ve eufórico abrazando a uno de sus dirigidos la noche inolvidable en que derrotamos a Nueva Zelanda y celebró en el Estadio Nacional la clasificación al Mundial de Rusia, después de ¡36 años!
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Su campaña hacia el Mundial de Qatar, después de un inicio incierto en parte por un fixture sospechosamente adverso, logró retomar el timón y alcanzamos triunfos memorables de visita ante Ecuador, Venezuela y Colombia después de más de dos décadas, hasta llegar al repechaje infausto ante Australia.
Antes de ese partido, el entrenador argentino era considerado un héroe por el imaginario popular -creo que hasta hoy lo seguimos considerando así- porque en un país donde los políticos y hasta los presidentes terminan en la cárcel por ladrones y sinvergüenzas de siete suelas salpicados por la corrupción y la ineptitud, como el ‘Lagarto’ Vizcarra y Pedro Castillo, Gareca mantuvo una imagen intachable de ser más que un simple entrenador de selección.
Era para los jugadores y para la hinchada como ese tío bueno en el que más confiamos, el que resuelve nuestros problemas, a quien queremos y confiamos aún más que en nuestro propio padre. Tan es así que en una encuesta nacional sobre preferencias presidenciales con libertad de elección de nombres, fue voceado ¡Gareca presidente!
No es casual que el pueblo le haya perdonado algún posible error en el partido decisivo. Porque en siete años construyó de la nada un equipo, sea por decisión (dejó fuera al capitán Claudio Pizarro) o por lesiones (quedaron fuera Farfán y Guerrero), pero nos hizo tan competitivos que llegamos a la semifinal de la Copa América 2020 con el antecedente de ser finalistas en el 2019.
LOS PERSONAJES MÁS ODIADOS EL PAÍS
Nunca, con ningún entrenador nacional o extranjero, habíamos logrado tanto en tan corto tiempo. Pero nada podía ser perfecto. El oscuro presidente de la Federación, Agustín Lozano, quien como ‘credenciales’ tuvo una grave acusación que lo sindica como un vulgar revendedor de entradas para el Mundial de Rusia 2018, se encargó de tirar por la borda la renovación de contrato del ‘Tigre’ y se ha convertido, junto a Pedro Castillo, en uno de los personajes más odiados del país.
Fuentes desde la misma interna de la selección comentaban que Lozano, un hombre escurridizo para la prensa, cuyo hábitat natural es la grisura y mediocridad, al que no le gusta dar entrevistas, como nunca, una vez que el argentino viajó con su familia a Buenos Aires, declaró que iba a viajar ‘personalmente’ a ‘convencer’ al entrenador.
Pero por lo bajo ‘tiraba barro con ventilador’ al argentino revelando que ganaba millones y tenía un comando técnico de 17 personas incluido algún familiar. Y para colmo, como si los fondos para pagarle al entrenador salieran de los bolsillos de los peruanos, hizo publico que le iban a ‘mochar’ el 40% de su sueldo.
Este Búho habrá nacido de noche, pero no anoche. El promocionado viaje de Lozano para ‘convencer’ a Gareca para que renueve su contrato era solo una farsa. ¿Alguien en su sano juicio podía creer que el ‘Tigre’ iba a aceptar la ‘propuesta’ si llega de esa manera tan grosera, irrespetuasa, con obvias infidencias con la clara intención de hacerlo quedar como el que no aceptaba el buzo por cuestión de dinero?
Para faltarle más el respeto, el presidente de la Federación ni siquiera se dignó a asistir a la reunión con Gareca y su abogado en Buenos Aires. Encima mandó a la reunión a dos impresentables ‘dirigentes’ de provincias, uno todavía de segunda y el otro un señor que funge de su portapliegos en la Federación.
Los chistosos dirigentes actuaron como ventrílocuos. Lozano y Gareca ni se vieron las caras. ¿Para qué viajó entonces Lozano hasta Buenos Aires? Pero el plan de destruir la imagen del argentino se cae a pedazos porque el técnico viene a Lima a despedirse de sus colaboradores más cercanos y dar una conferencia de prensa para decirle al Perú las verdaderas razones por las cuales no renovó su contrato.
Todo lo que Lozano no dice. En la historia gloriosa de nuestro futbol estará escrito el nombre de Ricardo Gareca, un hombre que revolucionó y le dio vida, color a la selección peruana y revivió a una hinchada hasta convertirla en ‘la mejor del mundo’.
Todo ese trabajo, que unió a los peruanos, acaba de ser dinamitado por el ‘Pedro Castillo’ de la Videna: Agustín Lozano, que igual que el chotano destruye lo poco bueno que hay en el país. Agustín acaba de destruir lo poco rescatable que había en nuestro futbol.
Hay que ‘agradecerle’ a este dirigente, que llegó por la puerta falsa a la Federacion, que seguirá el caos en los clubes profesionales, en las reservas, en las categorías menores, todo el plan que Gareca le exigió ejecutar y por mediocridad, corrupción e ineptitud, a lo Castillo, Lozano no se atreve a cumplir. Una vergüenza. Apago el televisor.
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